De vuelta en Argentina

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Iguazú, 11-7-2013

Desde Bolivia a Iguazú hay varias rutas posibles, por Argentina, Brasil y Paraguay, siendo esta última la más económica y por tanto la que tomamos nosotros.
Por delante nos esperan unos dos días de viaje. Primero tenemos que hacer más de 24 horas de bus en las que saldremos del territorio boliviano y atravesaremos parte del territorio de Paraguay, llegando hasta su capital, Asunción. La idea es dormir allí y continuar viaje al día siguiente.

Por el camino el bus se para un par de veces por pequeñas averías, otras dos para pasar las fronteras, sumadas a otras tantas que la policía paraguaya revise el equipaje... en total dan como resultado unas 30 horas de viaje. Cuando llegamos a Asunción ya es de noche.

El problema es que Asunción, por lo que nos han dicho, es una ciudad peligrosa, la zona de hostales está lejos de la terminal de buses y tanto los alojamientos como los taxis son caros. Se nos ocurre preguntar si hay buses a Ciudad del Este, donde tendríamos que hacer la próxima parada, y descubrimos que sí. Son 5 horas que recorremos en un bus nuevo, en condiciones impecables, con asientos cómodos y una temperatura ideal.¡Esto ya es otra cosa!

Así pues, empalmamos un bus con otro y llegamos a Ciudad del Este por la mañana.

- ¿A qué hora sale el próximo bus hacia Puerto Iguazú? -preguntamos sin ni siquiera quitarnos las mochilas, ¡estamos impacientes por llegar!

- Ahora, en veinte minutos, y tarda una media hora en llegar allá.

¡Perfecto! Aún tenemos que parar otra vez en el cruce de fronteras. Cuando pasamos en la carretera el cartel que dice “Bienvenidos a la República Argentina”, siento algo especial por dentro, una sensación como de volver a casa... Sé que aquí todo va a ir bien, que vamos a ver lugares lindos, que la gente no nos va a mentir, que vamos a hablar con personas amables... Y así es.

En Puerto Iguazú enseguida encontramos un hostal adecuado para nosotros, en parte gracias a las indicaciones de personas de otros hostales que eran un poco caros para nosotros. Sonrisas, “muchas gracias”, “que le vaya bien”... Respiro tranquila.

Paseamos por el pueblo, disfrutamos de una “picada” y una cerveza, y programamos para el día siguiente la visita al lado argentino de las cataratas de Iguazú. Hace unos días nos enteramos gracias a nuestra amiga Georgi de que había habido inundaciones en la zona. Como consecuencia, las pasarelas que recorren por el lado argentino la Garganta del Diablo, donde se encuentran algunas de las cataratas más impresionantes, están cerradas. Al enterarme casi me da algo porque pensé que todo el parque estaba cerrado; por suerte solo es una parte del mismo. Para compensarlo, y porque nos lo han recomendado varias personas, iremos también al lado brasileño.