Trabajo infantil

Blog

Alexander fue desplazado de su pueblo por un grupo armado. Alexander ha vivido en la calle con su familia, pidiendo limosna. Alexander se unió a la guerrilla y estuvo luchando durante dos años. Alexander tenía miedo y decidió escaparse.

Varanasi es una de las ciudades más antiguas de India. Situada a orillas del Ganges, es un importante centro de turismo y peregrinación. Pero a menos de media hora de allí, en una zona residencial, muchas familias sin recursos viven en rudimentarias chabolas rodeadas de basura. Conductores de rickshaw, recogedores de plástico, amas de casa y niños, muchos niños, sobreviven aquí. Niños analfabetos recogedores de basura, hijos de padres en las mismas condiciones. Una situación abrumadora que no dejó indiferente a María, fundadora de la ONG Semilla para el Cambio. Un viaje la trajo aquí y las ganas de ayudar le hicieron quedarse.

Puede que una de las situaciones más dramáticas que se pueden ver en la India sea la de los slums, concentraciones de chabolas donde se encuentran familias que que viven por debajo del umbral de la pobreza. Recogedores de basura, limpiabotas, conductores de rickshaw... son sus habitantes.
A pesar de que sabíamos que sería duro, los dos queríamos conocer esa realidad de cerca. Sin esto, nuestra idea de la India habría estado incompleta, y nuestro proyecto también. Porque, por supuesto, en los slums viven muchos niños, la inmensa mayoría de los cuales no van a la escuela.

Aunque sabíamos que en India la situación de la mujer no era demasiado buena, no nos imaginábamos que podía llegar a ser tan dramática. Una cosa es saber que la inmensa mayoría de las mujeres son amas de casa dedicadas al cuidado del hogar y de los niños y otra es descubrir las historias que pueden llegar a protagonizar.
Empezamos a conocer esta realidad de la mano de Sonu, la mujer con la que hablamos durante nuestros primeros días en Delhi y que está ayudando a niños de la calle y a mujeres del barrio en el que vive.

La mayoría de los matrimonios en la India son concertados por los padres de los novios. Guira nos cuenta que su mujer tenía solo 15 años cuando se casó con él, que rozaba entonces la treintena. No le vio la cara ni habló con ella hasta el día siguiente de la boda. Tardó varios días en poder mantener una conversación con ella. Podemos imaginar el terror de una niña de 15 años en una situación así.

Por la tarde nos desplazamos a Triveni Ghat, en la zona más concurrida de Rishikesh, lejos de la turística Lakshman Jhula. Allí vamos a ver el “aarti”, la ceremonia que hacen los peregrinos hindúes durante la puesta de sol a la orilla del río.

Poco a poco nos vamos animando a salir solos. Las calles estrechas, sucias y polvorientas que el primer día nos parecían un peligroso laberinto empiezan a resultarnos familiares.