Reflexiones

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Hoy es el día. Hoy acaba nuestro viaje. Esta tarde subiremos a un avión que nos llevará de vuelta a España. Nos parece extraño que sea el último día. Nos hemos acostumbrado a esta vida. Han sido casi dos años de vida nómada, de aventuras, de amistad, de problemas, de tristezas y de alegrías. Más de 20 meses de experiencias que nos han cambiado la vida...

Hay lugares que te sorprenden y que te calan mucho más de lo esperado. Que te hacen sentir cosas que nunca antes habías sentido. Que te regalan paisajes increíbles, experiencias y momentos mágicos. Hay países como Argentina...

Son los últimos días del viaje. Esto se acaba. Comienzan a mezclarse recuerdos y sensaciones en mi cabeza. Lo que siento no es tristeza, es algo que solo se me ocurre llamar “nostalgia anticipada”.

Durante nuestro viaje hemos ido desarrollando una teoría que podríamos llamar de las “buenas vibraciones” o de la “buena onda” (una denominación es más asiática y otra más americana). En España, quizás podría llamarse teoría del “buen rollo”.

Durante nuestra estancia en Santiago tenemos ocasión de presenciar varias protestas en las calles. Parece que aquí, en Chile, casi todos tienen sobrados motivos para protestar. A pesar de que la situación macroeconómica no es mala, las desigualdades sociales son enormes y van a más, como en casi todo el mundo. El país se inspira y pretende emular a EE.UU. Y parece que, al menos en lo que se refiere a las desigualdades, lo consigue.

A veces hace falta leer un libro para acabar de ajustar todas las piezas y verlo todo más claro. Creo que esa va a ser otra de nuestras próximas aventuras: cambiar nuestra forma de vida, cambiar nuestros hábitos y ser coherentes con nuestra forma de pensar. Será difícil pero estoy seguro de que será muy gratificante.

Una noche con Javi frente a una chimenea y ver las gotas de lluvia resbalando por la ventana. Un momento y un recuerdo. Dos imágenes que me llenan de serenidad.

En el viaje, como en la vida, hay pequeñas cosas que pueden hacerte cambiar de rumbo. Tal vez mientras estás en casa trabajando no se note tanto, pero cuando estás viajando cada pequeña decisión que tomes puede ser determinante.

Los últimos días en El Bolsón los pasamos intentando decidir que hacer a continuación. Nuestro plan inicial era ir a Santiago, pero una huésped del hostal, que vive cerca de Puerto Madryn, justo hacia el otro lado, en la costa atlántica, nos ha dicho que desde su casa ¡ya se ve a las ballenas! La noche antes de salir, mientras cenamos y tomamos una copa de vino con los dueños y los otros huéspedes del hostal (¡buen ambiente hasta el último momento), aún no sabemos qué vamos a hacer.

Nos ha costado dos días recorrer a dedo una distancia que en bus habrían sido menos de 20 horas. A cambio, hemos ganado sensaciones, amigos y experiencias. También hemos tenido tiempo para reflexionar y hemos dormido en un hostal que parece sacado de una película de miedo.