La teoría de la buena onda (o buenas vibraciones)

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Santa Cruz de la Sierra, 9-7-2013

Durante nuestro viaje hemos ido desarrollando una teoría que podríamos llamar de las buenas vibraciones o de la buena onda (una denominación es más asiática y otra más americana). En España, quizás podría llamarse teoría del buen rollo.

Pensamos que si tu estás bien, en paz, tranquilo y respetas a los demás, es más fácil conocer a gente que está en ese mismo estado de ánimo, a buena gente, y por lo tanto es más fácil que te pasen cosas buenas. Nuestra teoría también dice que, si estás nervioso, tenso o a la defensiva, eres un imán para buscavidas, estafadores y vendedores agresivos. Empezamos a percibir esto en la India, durante nuestra estancia en Jaisalmer como una forma de explicar por qué conocíamos a tanta gente especial y por qué vivíamos tantas buenas experiencias.

Para explicar nuestra teoría, tan solo hay que observar a los turistas que salen de un tren, por ejemplo en la India.  Es fácil ver a un mochilero curtido y tranquilo o a un turista experimentado, rodeado de hordas de vendedores y cazaturistas que ofrecen hoteles baratos. Si continuas observando, verás como, a continuación, el sujeto pasa entre ellos como Moisés cruzando el Mar Rojo; con  un "no, gracias" en cualquier idioma y, con una sonrisa, hace que desaparezcan de su vista. Parece que detectan algo, quizás su lenguaje corporal (por no decir vibraciones o energía) les dice: “Circulen, aquí no hay nada que hacer”. De este modo, cuando alguien se le acerca es porque de verdad quiere ayudarle, no busca nada de él.

Por el contrario, si a continuación baja del tren un turista novato (cosa que hemos sido todos), lo que ocurre es bien diferente: baja temeroso, desconfiado y dudando. Las hordas enemigas lo detectan y lo asaltan viendo que es presa fácil. No dejan de asediarlo hasta que se enfada, y entonces siguen asediando hasta que cede o escapa corriendo. Este segundo turista se va a llevar una sensación muy mala del lugar y, cuando haya vivido una situación así 3 o 4 veces más, se llevará una imagen horrible del país y de sus gentes.

Hemos conocido a muchas personas que nos hablaban de la India diciendo que era un infierno, que la gente era muy pesada, que mentían, que estafaban... Y también hemos conocido a gente que opina, como nosotros, que no, que la India es un país maravilloso lleno de gente encantadora. Imagino que en el punto medio estará la verdad, pero la realidad de cada persona se la dan las experiencias vividas y para algunos fueron buenas, mientras que para otros fueron malas. Sin embargo el país y la gente que lo habita son las mismas. ¿Cuál es la diferencia? Que uno vio a la gente real y el otro solo vio a la que tiene como trabajo sacarle los dólares a los turistas a toda costa, y por ello se llevó una imagen distorsionada del lugar.

En nuestro viaje, hemos tenido la suerte de ir más allá de la gente que vive del turismo. Nuestro proyecto sobre la educación ha hecho que eso sea más fácil, nos ha abierto muchas puertas y nos ha hecho conocer a gente maravillosa. Pero no es necesario tener un proyecto, sólo hay que dar el paso y salirse de los circuitos turísticos para descubrir otro lugar, otra gente. Al principio cuesta salirse pero vale la pena el esfuerzo.

Esto no quiere decir que no vayas a sufrir percances, que te vayan a agobiar en una estación o que te te vayan a estafar o a robar. Pero te ocurrirá menos y, sobre todo, las buenas experiencias pesarán más que las malas cuando eches la vista atrás.

Hemos hablado de todo esto con muchos viajeros y casi todos están de acuerdo. Después de nuestro paso por la India, lo hemos ido confirmando en todos los países en los que hemos estado. De hecho, estamos tan convencidos de nuestra teoría de la buena onda que pensamos que no es aplicable tan solo a los viajes. En la vida diaria el funcionamiento es el mismo. A algunos les parecerá totalmente ingenuo e incluso tonto, a otros les parecerá que no hemos descubierto nada nuevo, que es algo que se sabe desde siempre. Sea como sea es nuestro descubrimiento personal. Es uno de los muchos aprendizajes de nuestro viaje. Es una de las cosas que nos ha cambiado profundamente y que esperamos mantener a nuestra vuelta. Esperamos que eso nos haga un poco, tan solo un poquito, mejores personas.

Esta teoría es la única forma de explicar algo que siempre comentamos: que estamos sorprendidos por la cantidad de gente que nos ha ayudado, que nos ha acogido o que simplemente nos ha sonreído por el camino.

Para explicar esto podríamos pensar que todo el mundo es bueno, lo cual no es cierto, por desgracia. Aunque sí que es verdad que en el mundo hay mucha más gente buena de la que los medios de comunicación y las noticias nos hacen creer, mucha más. Pero dado que no somos del todo estúpidos, sabemos que no todo el mundo es bueno, y entonces no nos quedaba otra que achacar nuestra buena fortuna a nuestra teoría de las buenas vibraciones.

El problema es que ahora, en Bolivia, ¡parece que esta teoría se nos viene abajo! Todos los problemas que estamos teniendo, a veces con gente que no trabaja siquiera en turismo, esos pequeños problemas, que puede parecer que no tienen importancia, nos dejan mal sabor de boca e intentamos buscarles una explicación.

Según nuestra teoría, quizás somos  nosotros los que estamos atrayendo a los problemas, a la gente negativa, porque no tenemos una actitud correcta, no tenemos buenas vibraciones, o buena onda. Quizás sea por todos los problemas que tuvimos en Uyuni, que nos han puesto a la defensiva. Lo hemos pensado seriamente y hemos intentado cambiar de actitud, ser más positivos, ir a comprar con una sonrisa, saludar a la gente del hostal... nada. Por regla general solo recibimos malas caras o el silencio por respuesta.
¿Será que no somos sinceros y lo detectan? ¿Será solo que estamos teniendo mala suerte en Bolivia? ¿Será que nuestra teoría no vale para nada? ¿Será que esta es la excepción que confirma la regla? ¿Quién sabe?

En cualquier caso, lo cierto es que notamos una actitud un tanto agresiva, no sabemos si es hacia nosotros, si es hacia todos los extranjeros o si es general, pero lo que si sabemos es que no habíamos tenido esa sensación en todo el viaje.

Intentamos buscar alguna explicación y algunas personas nos hablan de los motivos históricos que pueden provocar esa hostilidad hacia los extranjeros en general y hacia los españoles en particular. Los entendemos hasta cierto punto. Motivos no faltan para el rencor hacia el colonizador y expoliador español. Pero, de la misma forma que no nos gusta generalizar ni prejuzgar, no nos gusta que los demás tampoco lo hagan. Y el asunto es que, si ese fuera el motivo, también debería haber pasado eso en el resto de América, pero nosotros no hemos percibido esa actitud en otros lugares. Nos consta que hay gente que sí que lo ha vivido en sus carnes estando en Centroamérica, pero siempre pensamos que quizás fue porque tuvo una actitud prepotente o simplemente por mala suerte.

La explicación puede ser que aquí, en el altiplano boliviano y peruano, la población indígena ha perdurado de una manera más pura y quizás tienen un sentimiento de comunidad más profundo que en otras partes. O quizás no tiene nada que ver.

Y sí, también hemos conocido a buena gente, a gente agradable que nos ha ayudado, pero... ¿qué le vamos a hacer? Algo pasa en Bolivia. Este país está poniendo a prueba nuestra teoría de la buenas vibraciones (o de la buena onda).

¡En cualquier caso, es nuestra teoría, nos gusta y una pocas excepciones no la van a echar a perder!