Aquí estamos de nuevo

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Saludos a todos los amigos y amigas de Buscando Waslala!!!

Hace ya mucho tiempo (sí, demasiado) desde la última vez que escribimos algo.

La vuelta a casa fue complicada. Había muchas cosas que poner en orden, buscar un lugar donde vivir, volver al trabajo, recuperar el tiempo con familiares y amigos...

Os hacemos un resumen de lo que ha acontecido hasta ahora.

Después de acabar nuestro viaje en julio de 2013, a Javi le habían cambiado su destino de trabajo y yo estaba suprimida. Esto nos hizo trasladarnos a un pueblecito de la provincia de Valencia y del que nunca habíamos oído hablar. No estuvo mal: empezar de nuevo, en un nuevo lugar y, lo más importante: juntos.

En septiembre de 2013 yo empecé a trabajar en la escuela del pueblo donde vivimos. Me dieron la tutoría de 3º y 4º de Primaria (es una escuela rural y hay tan poquitos alumnos que no da para hacer una clase de cada nivel). Yo nunca había sido tutora; tengo la especialidad de Pedagogía Terapéutica y siempre había trabajado como tal. Era un nuevo reto, una nueva experiencia que resultó ser maravillosa.

Durante estos primeros meses Javi estuvo sin trabajar. Había muchas cosas que poner en orden, organizar el material que recopilamos durante el viaje, acabar de publicar algunas cosas y de escribir otras tantas... ¡Por  fin acabamos de publicar los post que teníamos pendientes, cosa que parecía que no iba a ocurrir nunca!

Además, a Javi le apetecía probar a hacer un huerto. Y hacerlo con calma, tener tiempo...

No os hemos dicho que tuvimos la suerte de encontrar una casa de alquiler ideal para nosotros. Está en una urbanización que se encuentra a 10 minutos andando del pueblo.

La casa tiene un montón de terreno, algunos frutales y espacio de sobra para que Javi experimentara con el huerto y las técnicas de permacultura. El “experimento” no salió mal, pero luego las cosas empezaron a complicarse y se quedó un poco en eso, un experimento que tuvo que abandonar.

Porque, en mayo de 2014, me quedé embarazada. Esto no tendría por qué ser un problema, ¡al contrario! Debería ser un motivo de alegría y así lo fue al principio. Pero empecé a tener muchos problemas que me obligaron a hacer reposo casi absoluto. Javi ya había empezado a trabajar en el instituto del pueblo de al lado (donde también está muy a gusto, por cierto) y tenía que ocuparse del trabajo, de la casa, de mí... así que el huerto fue decayendo poco a poco hasta que un día, ¡desapareció!

Fueron pasando las semanas y cada dos por tres nos tocaba salir corriendo al hospital con una hemorragia, estar varios días ingresada, volver a casa, hacer reposo... Y al cabo de unas semanas, otra vez igual.

A finales de octubre, cuando estaba de 6 meses, ingresé otra vez. Pero en esta ocasión no me mandaron a casa, sino al Hospital Clínico de Valencia. Al día siguiente, y tras una cesárea de urgencia, Aitana estaba aquí. Estaba en una incubadora, con un montón de cables, respirador, medicación... con su vida pendiendo de un hilo. Pero desde el principio se vio que era una niña fuerte y fue superando todos los obstáculos. Fue una temporada muy dura... Javi y yo nos instalamos en casa de su madre, en Valencia, y nos pasábamos el día en el hospital. Tres meses después (justo cuando le tocaba nacer), le dieron el alta y volvimos los tres juntos a nuestra casa.

Todos los que hayáis tenido hijos sabéis que su cuidado requiere todo el tiempo del mundo. Pues si a eso le añadís un par de citas médicas por semana (algunas en el hospital que nos corresponde por zona, otras en el pueblo y bastantes en Valencia), problemas con la lactancia, unos cólicos nocturnos imposibles de calmar y una niña que (¡pobrecita mía!) no quería nada más que estar en brazos, entenderéis lo atareados que hemos estado.

El caso es que Aitana ha ido creciendo y es una niña preciosa, alegre y encantadora. Ahora hace un año que salió del hospital. Javi y yo estamos los dos trabajando (yo a media jornada) y estamos intentando volver a poner en marcha los proyectos que dejamos a medias.

Nos costará, porque Aitana sigue reclamando mucha atención (mientras escribo estoy viendo por el vigilabebés que acaba de despertarse, así que tengo que ir acabando de escribir), pero poco a poco iremos haciendo cosas.

Así que... ¡aquí estamos de nuevo! Y mejor acompañados que nunca.