Couchsurfeando con Ben y Joan

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

Boquete, del 4 al 7-12-2012

Llegamos a Boquete cuando ya casi está empezando a atardecer. Joan nos ha dicho que vendrá a recogernos; parece que viven en una urbanización y el bus no llega hasta allí, así que nos ha indicado un punto donde tenemos que bajarnos. Ella vendrá a nuestro encuentro.
Llega en una “pick up”, baja con una sonrisa de oreja a oreja y nos da un gran abrazo. En cinco minutos llegamos a su casa. Tiene una bonita entrada, un jardín con árboles y flores, un trozo con césped y piedras... La casa es grande, de dos pisos. En la parte de abajo hay un salón con una cristalera que da al jardín.

Ben y Joan nos llevan escaleras arriba para enseñarnos dónde vamos a dormir.

- ¿En serio? ¿Esta es nuestra habitación? - preguntamos sorprendidos.

Es un cuarto enorme, igual que la cama, con una televisión de plasma tamaño “cine en casa”, baño con agua caliente, toallas, jaboncito, y una terraza con vistas... ¡Qué gusto! Hacía mucho tiempo que no estábamos en un sitio así.

- No hace falta mucho dinero para ser feliz, pero ¡qué bien se vive con mucho dinero! - me dice Javi tras darse una ducha caliente y tumbarse en la cómoda cama.

Cuando bajamos, Joan nos pregunta si queremos algo de beber:

- Tenemos vino, cerveza, ron... ¿qué queréis?

- Una cerveza estaría bien, gracias –digo yo un poco cortada.

- ¡Pues yo me voy a tomar un ron! –contesta ella decidida.

¡Di que sí abuelita! Nos sentamos a charlar con ellos, a conocernos un poco más.

Ben es físico, ahora retirado, y le encanta su trabajo. En el jardín ha construido un observatorio astronómico impresionante. Tiene un telescopio controlado por ordenador, montones de sensores lumínicos y de radio, todo tipo de filtros y amplificadores electrónicos. Prácticamente todo lo ha diseñado y fabricado él mismo. Es su hobbie  y le dedica casi todo su tiempo. Participa en la búsqueda de señales de vida extraterrestre (programa SETI) y pese a ser un observatorio privado nos  comenta que no habrá más de 2 ó 3 lugares en el mundo con una tecnología tan avanzada para la captación de señales de origen artificial. Javi,  etá encantado con la visita ya que en su infancia era un apasionado de la ciencia ficción y de la astronomía.

Al rato, Joan nos dice que se va a dormir y Ben se va al observatorio como cada noche. Antes, le preguntamos a Joan cómo vamos  a llevar el tema de la comida. Le explicamos que normalmente compramos comida antes de ir a las casas, pero no hemos tenido tiempo.

- No os preocupéis, para un par de días no hace falta que compréis nada. Mira, aquí tenéis de todo – y nos guía en un pequeño recorrido por la nevera y la despensa.

De todas formas, ya nos ha preparado unas hamburguesas para cenar y en la nevera nos ha dejado tarta de plátano. ¡Qué lujo! Nos vamos a dormir con una sensación de relax absoluto. Seguro que estos días nos van a sentar de maravilla.

Al día siguiente en cuanto nos levantamos, viene a darnos los buenos días Molly, la perrita de Ben y Joan. ¡Es muy graciosa!  Cuando bajamos a desayunar (Joan nos ha preparado fruta, cereales, yogur y café) nos encontramos con Andrea, su hija. Vive muy cerca de aquí y, al igual que sus padres está retirada ¡con cuarenta y tantos años! También es muy simpática, como su madre. Como tienen que ir a comprar al pueblo, se ofrecen a llevarnos para que lo conozcamos un poco.

Nos gusta el pueblo y, sobre todo, la temperatura primaveral que hay aquí, así que pensamos que nos podríamos quedar unos días más. Además, Javi sigue teniendo trabajo pendiente y le gustaría parar un poco para trabajar. Damos una vuelta por los hostales de la zona. Uno de ellos parece un sitio agradable y el dueño nos hace un buen precio, así que decidimos mudarnos aquí cuando acabemos nuestros días de couchsurfing con Ben y Joan.

Más tarde, volvemos a quedar con Andrea y con su novio Dan. Son muy simpáticos y se nos hace de noche mientras nos contamos nuestras  vida, compartimos opiniones, experiencias y un par de cervezas.

Los días en casa de Ben y Joan se nos pasan rápido entre charlas, trabajo y buenas comidas preparadas por nuestra cariñosa anfitriona. La última noche le enseño mi artesanía para que elija algo: le quiero hacer un regalo. Cuál es mi sorpresa cuando me dice que lo acepta, pero que me va a comprar 4 collares más. Además, tengo la sensación de que lo hace más que nada por echarnos una mano. Y ahí no acaba la cosa porque el último día, cuando nos lleva al hostal, me pone en la mano otros 20 $ y me dice “Tomad, esto es un regalo de Navidad”. ¡Qué encanto de mujer! Nosotros intentamos rechazarlo pero no hay manera... ¡al final se lo mete a Mayte en el escote!

Y así fue como llegamos al Hostal Palacios, donde pasaremos la próxima semana mientras encontramos una manera de viajar a Colombia.