De turismo en Cienfuegos

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Cienfuegos, del 24 al 26-7-2012

El 24 de agosto a media mañana salimos de La Habana en un taxi compartido. Desde la ventanilla vemos cómo abandonamos la ciudad y recorremos una carretera que transcurre entre campos verdes, plantaciones de arroz y palmeras. Nos cruzamos con algunos hombres montados a caballo con sombrero en la cabeza. Son “guajiros”, campesinos. Según nos contó nuestro amigo Alejando, esta denominación tiene un origen bastante curioso. Las gentes de los campos lucharon valerosamente en las guerras y se les empezó a llamar “war heroes” (héroes de guerra). La palabra “guajiro” viene de la pronunciación incorrecta de esta denominación.

Unas dos horas y media después llegamos a nuestro destino: Cienfuegos. Es una de las ciudades más importantes de la isla. Los lugares más representativos de esta ciudad se encuentran en torno al parque José Martí, omnipresente líder de la independencia Cubana. El malecón, al igual que en La Habana, se llena de gente por las noches.

Nosotros nos alojamos en la zona de Punta Gorda, a unos 5 ó 10 minutos en guagua del centro. Es una zona verde, donde las casas son más bien chalets, con terrazas y jardines. Caminando hacia el final de La Punta se llega a un pequeño parque con lugares para comer y beber, junto a una playa que, aunque no es demasiado bonita, está llena de familias cubanas y de jóvenes disfrutando del baño.

Regresando hacia la casa en la que nos hospedamos, para junto a nosotros un bicitaxi que se ofrece a llevarnos. Aunque rechazamos el ofrecimiento, nos quedamos un rato charlando con él. Su nombre es Damián, fue campeón de lucha libre y trabaja como profesor de educación física. Pero como todo el mundo en Cuba, tiene otro trabajo, que es este. Hablamos de la situación en Cuba hasta que se hace tarde y nos vamos a cenar. Por aquí no hay muchas opciones, así que nos decidimos por comernos una hamburguesa en el primer sitio que vemos con un precio razonable.

Al día siguiente cogemos una guagua para ir al centro ¡Afortunadamente aquí están menos abarrotadas que en La Habana y pasan más a menudo! Como habíamos salido sin desayunar (las pizzas y hamburguesas de la gasolinera no nos parecieron una buena opción) buscamos un sitio donde tomar algo. Encontramos una cafetería y mientras desayunamos nos ponemos a charlar con los dueños. Son una familia muy simpática y habladora. ¡Vamos viendo que la mayoría de los cienfuegueros son así!

Recorremos el centro de la ciudad, que se ubica en torno al parque José Martí. Los edificios que se encuentran en torno al mismo son utilizados como dependencias del gobierno, restaurantes, galerías de arte...

También se encuentra allí el conocido teatro Terry, con una cafetería contigua en la que se realizan por las noches actuaciones musicales, y nos indican que mañana actúa un grupo bastante bueno, así que decidimos asistir. Del parque José Martí sale una calle peatonal donde se ubican tiendecitas de recuerdos para turistas.

La noche siguiente vamos a la cafetería Terry. Actúa una banda llamada “Arte Mixto” que combina instrumentos tradicionales cubanos, como el güiro, con otros como los teclados o la guitarra eléctrica. Llegamos pronto y nos sentamos a esperar en uno de los bancos del parque. Mientras estamos allí, se nos acerca un hombre de edad bastante avanzada que lleva con él una guitarra. Como suele ocurrir, busca una excusa cualquiera para acercarse a nosotros y un minuto después está sentado a nuestro lado, ha cogido la guitarra y se ha puesto a tocar y a cantar. Es obvio que espera a cambio unas monedas, pero el hombre nos resulta simpático, casi tierno, y escuchamos varias canciones cubanas cantadas con una voz no demasiado buena y unas manos no demasiado hábiles acompañándolo a la guitarra. Pero canta con sentimiento, y pasamos un buen rato con él. Durante días tendré en la cabeza la melodía de Compay Segundo “De Alto Cerro voy para Macaré, llego a Cueto voy para Mayarí”...

En el local no hay tanta gente como esperábamos y el concierto dura menos de una hora, pero lo pasamos bien. Entre los asistentes al concierto hay un señor mayor, muy mayor, sentado en una silla frente a nosotros. Antes lo hemos visto pasear por el local, caminando con mucha dificultad. Pero eso no le impide, en un momento determinado, levantarse y ponerse a bailar con la cantante del grupo. ¡Está disfrutando como el que más! Esta noche, por primera vez desde que llegamos a Cuba, nos permitimos el lujo de pedirnos el primer mojito cubano. ¡Un día es un día!