En Puerto Lindo

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Puerto Lindo, del 31-10 al 4-11-2012

El viaje desde Panamá a Puerto Lindo se nos hace más largo de lo que esperábamos. Claro que si no nos hubiéramos equivocado de autobús  habríamos llegado antes. En Panamá tienen un buen servicio de autobuses, pero para nosotros es un poco complicado. Uno de los problemas es que en el letrero que llevan en su parte frontal no pone a dónde se dirigen, sino también de dónde vienen. Si, sin darte cuenta, lo coges en el lado de la calle que no es, acabas en la otra punta de la ciudad, y eso fue lo que nos pasó a nosotros.

Solucionado este contratiempo, una hora y media más tarde, llegamos a la terminal, donde cogemos otro bus a Sabanitas, esta vez sin mayores problemas. Y de aquí otro bus hasta Puerto Lindo. Nuestros anfitriones nos han indicado dónde tenemos que esperar a este bus y qué tiene que poner en el letrero.

- ¿A qué hora pasa? - pregunto a una de las personas que hay esperando.

- Ya no demora – me contesta.

Media hora más tarde han pasado muchos buses, pero ninguno era el nuestro. Le preguntamos al conductor de uno de estos buses.

- Este no va a Puerto Lindo, ¿verdad?

- No, es uno que viene ahora. Ya no demora.

Una hora más tarde y muchos “ya no demora” después, seguimos esperando el autobús. Le preguntamos a un señor que vende tamales en la calle.

- Es que ese bus pasa cada hora, así que ya no demora.

- ¡¡¡Arrggg!!!

Una hora y media más tarde, por fin, llega el bus y otra hora y media después llegamos a Puerto Lindo.

Nos reciben Gen y Sébastien, una chica y un chico canadienses, de Quebec. Son amigos y, después de un largo tiempo viajando, decidieron que les gustaría pasar una temporada trabajando en algún país de latinoamérica. Se enteraron de la posibilidad de cuidar un hotel durante unos meses en el Caribe panameño y aprovecharon la oportunidad. Se trata de un hotel rural muy bonito y rodeado de selva. Parece ser que en realidad no les pagan por hacer de cuidadores, pero tienen un lugar donde vivir y ganan algo de dinero con las comidas y excursiones que ofrecen a los huéspedes. En los alrededores del hotel hay muchos colibríes y otras especies de aves, monos e incluso han visto algunos tucanes. En una excursión que hacemos con ellos descubrimos que también hay serpientes...

Una tarde, Gen y Sébastien se ofrecen amablemente a llevarnos de excursión por la selva. Es algo que hacen a veces con los turistas y conocen una ruta muy bonita en la que atravesamos riachuelos, trepamos por pequeñas cascadas y caminamos entre la exuberante vegetación. Cuando ya estamos regresando, de repente Sebastien, que va delante, da un grito y un salto hacia atrás: en medio del camino hay una serpiente enorme. Todos retrocedemos asustados, pero la serpiente parece muy tranquila. Al percatarse de nuestra presencia, gira lentamente y vuelve a esconderse en un lado del camino. Tal vez por eso no nos asustamos demasiado, aunque no sabemos si era venenosa o no. ¡Mejor no comprobarlo!

En Puerto Lindo no hay mucho que hacer y además está lloviendo casi todos los días, así que pasamos mucho tiempo en el hotel escribiendo y charlando con Sébastien, Gen y su tía Briggitte, que está pasando aquí unos días. Se supone que sólo podíamos quedarnos dos noches, pero el segundo día vienen a hablar con nosotros:

- Os habíamos dicho que el fin de semana no os podíais quedar porque el hotel suele estar lleno, pero Gen tiene que ir a la ciudad a recoger al resto de su familia, que viene de vacaciones. Y nos parece que sois unos muy buenos couchsurfers, así que, si queréis, podéis quedaros hasta el lunes - nos explica Sébastien.

Les agradecemos el ofrecimiento y aceptamos encantados, por supuesto.

Hay un tema que aún tenemos que resolver, y es cómo pasar de Panamá a Colombia. Por tierra no es posible porque hay un tramo entre ambos países en el cual no hay carretera. Es conocido como “el tapón del Darién”. Para pasar por allí hay que cruzar por la selva y atravesar un territorio que suele ser frecuentado por la guerrilla, con lo cual no es una opción precisamente segura. Otra posibilidad es ir en avión, pero es muy caro. Y una tercera es ir en velero, aunque esto es aún más caro. (Para ver estas y otras opciones detalladas, ver este post) Como siempre intentamos buscar una opción más económica, vamos a intentar que alguien que vaya hacia Colombia en barco, nos lleve por menos dinero. De hecho, nos da igual si va a Colombia o a otro país; lo importante es cruzar a Sudamérica.

En Puerto Lindo atracan muchos barcos, y Gen nos ha indicado cuál es el restaurante al que suelen ir a comer los capitanes, así que vamos a preguntar. Vamos dos veces y no hay suerte, pero una de las trabajadoras de restaurante nos dice que sabe de un español llamado Isidro que va a ir hacia Cartagena y quería llevar a alguien para sacarse algo de dinero, aunque no se dedica a eso. Quizás podríamos ir con él por menos dinero de lo habitual. Después de varios viajes al restaurante sin encontrarle nunca, nos dicen que podemos ir a hablar con él a su barco, así decidimos abordarlo en su velero. Por un pequeño precio, una lanchita nos lleva hasta él de Isidro.

- Hola, ¿se puede? - grita Javi desde la lancha.

- ¡Sí, claro! ¡Adelante! - responde Isidro asomándose por la borda.

Subimos al velero y, tras presentarnos, Isidro nos cuenta que es de las Islas Canarias y que hace 8 meses que salió de España.

- Tenía un buen trabajo, cobraba bien, tenía un puesto fijo y todo, pero se me metió en la cabeza que tenía que viajar. Yo ya tenía el barco, y empecé a planteármelo en serio y a decírselo a la gente. Me veían trabajar en el barco y cuando les decía que iba a irme a América no me tomaban en serio… Hasta que me vieron cargar la comida y el agua. Entonces ya no se rieron más. De hecho, ¡creo que me decidí por la rabia que me daba que no me vieran capaz de hacerlo!

Nos habla de la gran experiencia que fue para él cruzar el océano en solitario.

- Estás en la noche, en medio del océano, totalmente solo. Te da la oportunidad de enfrentarte contigo mismo. Eres tú contra ti mismo, nadie más. Es una experiencia personal increíble.

Ahora tiene que hacer unas reparaciones en el barco y para ello tiene que ir a Cartagena, posiblemente la semana que viene. Como aún no sabemos con seguridad si tendremos o no la cámara, quedamos en hablar por teléfono. Aunque no concretamos un precio, hablamos de unos 150-200 $ por persona, lejos de los 450 $ que cuesta normalmente. Además, preferimos pagarle a él que a uno de los que lo hace de forma comercial y ganan miles de dólares al mes ¡A ver si hay suerte y podemos irnos juntos!

El domingo por fin sale un poco el sol y decidimos ir a Portobelo, un pueblo un poco más grande donde se pueden visitar las ruinas de un antiguo fuerte. Además, queremos ver si encontramos allí algún alojamiento económico para la próxima semana  e intentar hablar con algún capitán de barco que nos pueda llevar a Colombia. No encontramos ninguna de las dos cosas y la lluvia nos sorprende de nuevo, así que decidimos volver al hotel.

Sólo hay un pequeño problema: el único bus que va para allá pasa cada hora y hace poco que se fue, así que tenemos que hacer autoestop. Aquí es algo normal, de hecho es así como hemos venido, pero esperar bajo la lluvia es bastante más incómodo. Pensamos que por ese mismo motivo la gente parará... damos bastante pena. Pero no es así, y pasan bastantes coches antes de que uno pare a recogernos. Resulta ser un español  cuyo único motivo para parar es habernos reconocido como compatriotas suyos. Lleva un tiempo trabajando en una ampliación del canal de Panamá que se está realizando y hoy ha salido a conocer un poco esta zona.

De vuelta en el hotel, decidimos que al día siguiente iremos a Isla Grande. Es un conocido destino turístico para los panameños, que en estos días están celebrando las fiestas patrias, así que pensamos que será una buena ocasión para vender y, de paso, conocer un nuevo lugar y darnos un bañito en la playa.

Dejaremos las maletas hechas, porque Gen y Sébastien necesitan la habitación, y por la tarde recogeremos nuestras cosas y seguramente nos iremos a un hotelito de Puerto Lindo que vimos ayer.