Final de la primera etapa

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Katmandú, 9-6-2012

Nos ponemos a trabajar en el último proyecto que realizaremos en Asia. En principio habíamos pensado hablar acerca de los orfanatos, pero cambiamos de idea.

Antes de empezar el trekking, cuando Javi estaba buscando información sobre diferentes rutas por Nepal, leyó acerca de algo llamado “Trek for Change”. Es el nombre del proyecto personal de Sunil Tamang, un joven nepalí de 20 años que cruzó él solo todo Nepal en una travesía de 4 meses por las montañas. Su objetivo: inspirar a los jóvenes de su generación, animarlos a vivir aventuras, a buscar su camino. Además quiere concienciar acerca del cambio climático y sus consecuencias en los Himalayas. Parece una historia interesante, pero queremos hablar con él para ver si realmente encaja en nuestro proyecto.

Pronto descubrimos que sí. En una primera charla informal, Sunil nos habla de su infancia de su familia, de lo que tuvo que luchar para tener una buena educación, de cómo llegó a ser el número uno de su clase, de cómo decidió cruzar Nepal en solitario, de lo bien que le va en la universidad... De vuelta al hotel, una vez acabada la reunión, estamos entusiasmados. Hemos tenido mucha suerte encontrando esta historia. Tiene de todo: aventura, coraje, valores, educación... y ¡montañas! En cada país intentamos dar un enfoque distinto a nuestro proyecto sobre la educación como instrumento de cambio social y, en Nepal, la historia tenía que tener las montañas como telón de fondo. No podía ser de otra forma. ¡Lo que no esperábamos es encontrar una historia en la que estas fueran coprotagonistas! Nos alegramos mucho de haber encontrado a este joven tan especial.

Sunil es un joven muy maduro para su edad, y así lo demuestra en la entrevista que grabamos unos días después. Al terminar, pasamos un rato charlando sobre sus planes futuros, sobre otros trekkings que tiene en mente, sobre el Camino de Santiago, sobre el GR-11 y sobre las montañas. Nos despedimos de él deseándole lo mejor y esperando volver a verle pronto. Quizás hasta podamos acompañarle unos días en su próximo reto ¿Quién sabe?

Pronto llega el momento de abandonar Nepal. La última noche salgo a la terraza. Sorprendentemente, todo está en silencio, sólo se oyen las banderas tibetanas de los tejados cercanos ondeando al viento. Una luna menguante ilumina la ciudad. Me voy a dormir aún sin hacerme a la idea de que al día siguiente, y después de 7 meses viajando por Asia, regresamos a España.

Las quince horas de viaje hasta Madrid se me hacen cortas. Esperaba poder pensar en esta primera parte del viaje, sacar algunas conclusiones... pero no he sido capaz. En lugar de tener una idea general, lo que tengo es una acumulación de experiencias, pequeños momentos especiales, paisajes increíbles, sonrisas de niños, miradas y conversaciones con amigos. Pero todo es tan cercano que no puedo mirarlo con distancia. Ahora prefiero pensar en el reencuentro con nuestra gente en España.