Pasando unos días con Juan, Juli y sus amigos

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

Isla Grande, del 8 al 12-11-2012

Nuestros nuevos amigos Juan y Juliana tienen menos de 30 años. Ambos tenían en su país, Colombia, un buen trabajo, un buen sueldo, un buen coche, una buena vida. Pero eso no les hacía felices. Hacía ya tiempo que Juan sentía que necesitaba algo diferente, vivir en un lugar tranquilo frente al mar, cerca de la naturaleza y lejos del ruido y el estrés. Juliana compartía con él este sueño y hace unos meses vendieron todas sus pertenencias, hicieron las maletas y se instalaron en esta isla del Caribe. Viven del dinero que tenían y de vender productos que traen de Colombia en un puestecito que han montado cerca del muelle principal. Ahora también alquilan las tiendas de campaña y planean ampliar su negocio haciendo de intermediarios entre los turistas y los hospedajes de la isla.

Creo que han sido muy valientes al tomar esa decisión. También lo es la gente que se ha quedado sin trabajo y ha hecho de la adversidad una oportunidad para viajar de otra manera, para disfrutar de ese tiempo libre que la crisis les ha obligado a tener. A no ser que se tengan cargas familiares, una hipoteca o alguna situación especialmente complicada, en realidad incluso puede resultar más económico vivir en algún país de Asia o latinoamérica que quedarse en casa. Pero creo que es aún más difícil tomar esta decisión cuando se tiene todo, porque supone renunciar a una vida cómoda. De hecho creo que esto es lo más complicado, porque todas las cosas y todos los lujos que nos rodean nos dicen que eso es lo mejor: casa, coche, buen sueldo, dinero, seguridad. Darse cuenta de que uno no quiere eso, es un paso. Mantenerlo frente a una sociedad que nos dice que es eso a lo que todos debemos aspirar, es otro paso más.

La casa en la que viven Juan y Juli es pequeña y sencilla. No necesitan más y son felices aquí. Y nosotros también nos sentimos felices compartiendo un tiempo con ellos.

En estos días, además de a sus perras Luna y Mona, nos han presentado a algunos de sus amigos. Willy es otro colombiano, encargado de uno de los mejores hoteles de la isla. Es un chico amable, alegre y sencillo, y también tiene la ilusión de hacer un gran viaje por el mundo. David es un español que, tras viajar un largo tiempo por Asia, fue a parar a Colombia, donde conoció a Lorena, su actual novia. Ahora están los dos trabajando en un restaurante de la isla y viviendo aquí.

David también tiene un sueño bastante especial: está construyendo un barco muy peculiar. El barco es, o más bien será, un catamarán de vela ligera (un barco muy pequeño y sin camarotes). El caso lo está construyendo con botellas de plástico recicladas, cerradas y selladas. Luego, las botellas son recubiertas con la fibra que conformará la parte exterior del casco. ¡Así al menos no tendrá un aspecto tan frágil! Las botellas le dan flotabilidad y de paso ayuda a limpiar un poco la isla, que falta hace. David es todo un personaje, un aventurero, y ha decidido que una vez haya probado el barco se irá con él hasta Colombia o hasta Nicaragua, no lo tiene claro. Javi piensa que es una locura, y no es el único. Pero bueno... ¡si se lo propone lo conseguirá!

Pasamos buenos ratos con todos ellos: charlando, tomando alguna cerveza, bañándonos en la piscina del hotel de Willy y viendo películas. Parecemos ser un grupo de amigos de toda la vida, nadie diría que hace 3 o 4 días que nos conocemos. Nosotros disfrutamos de esa sensación de camaradería que ya echamos de menos. 

A Juan le encanta escuchar música y no perdemos la oportunidad de compartir nuestros grupos favoritos. Por el tipo de música que ha estado poniendo estos días, intuyo que le va a gustar Facto de la Fé y Las Flores Azules, y no me equivoco. El disco de La Luz de la Mañana suena una y otra vez. Desde ahora y para siempre, cada vez que lo escuchemos nos transportaremos a la casa de Juan y Juli.

En estos días no podemos trabajar mucho, la verdad. No hay Internet ni un espacio donde trabajar cuando llueve, que es muy a menudo. La única mesa está en la terraza y el agua y el viento  lo mojan absolutamente todo cuando llueve. Así que disfrutamos del tiempo que compartimos con ellos y de la amistad que se va construyendo día a día. Esto también es parte de la experiencia del viaje, una parte muy importante.