Segunda parada en Delhi

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Delhi-Jaipur, 23-12-2011

El viaje en el tren nocturno no ha sido tan malo como esperábamos, en parte gracias a nuestros sacos de dormir que nos protegen del frío.

En estos trenes, llamados “sleeper”, hay unas literas que durante el día se reconvierten en asientos. Hay algunas en el pasillo de la entrada, más pequeñas y expuestas al frío y a la gente, y otras en unos compartimentos abiertos, más largas y cómodas. Nuestros asientos correspondían a las primeras, pero el revisor nos ha dicho que nos podíamos cambiar a las otras, que estaban libres.

El viaje ha sido un poco más largo de lo previsto por culpa de la niebla, pero no nos preocupa; tenemos tiempo de sobra para coger el otro tren. De hecho, cuando llegamos a Delhi aún nos quedan cinco horas de espera. Decidimos ir a ver el Red Fort, una de las construcciones más importantes de la ciudad. Ya que no habíamos visto nada en la semana que estuvimos allí nada más llegar, vamos a aprovechar el tiempo para hacer un poco de turismo.

El Red Fort (fuerte rojo), llamado así por el color de las piedras con las que está construida su muralla exterior, se encuentra en la zona de Old Delhi y está compuesto por varios edificios rodeados por jardines. Algunos de ellos están siendo restaurados, dos de ellos albergan museos y en otros no se puede entrar. Esto suele ocurrir en la India: algunos edificios que por fuera son impresionantes, por dentro no están bien conservados. Al entrar en ellos uno espera encontrar un interior tan ornamentado como la fachada, pero lo que se suele ver es un espacio vacío y sin encanto, por lo que a veces decepciona un poco. En el Red Fort, además, hay varias fuentes, canales y lagunas artificiales: todas ellas están vacías. Así que hay que cerrar los ojos e imaginarlo en todo su esplendor: el agua corriendo entre los palacios, las habitaciones con alfombras y almohadones de todos los colores, las mujeres asomándose desde el interior por las pequeñas ventanas y los comerciantes vendiendo en los laterales de la entrada. Esto último no resulta tan complicado porque en ese mismo lugar se encuentran ahora las tiendas de recuerdos para los turistas, aunque no es lo mismo. Aún así es un sitio interesante y resulta muy agradable pasear entre sus jardines, descansando del ruido y el caos de esta ciudad.

Antes de volver a subir al tren, Javi come algo en un puesto callejero. ¡Parece mentira! Hace un par de meses no habría podido comerse esta comida tan picante y hoy se la acaba casi sin beber agua! Mayte prefiere no tentar a la suerte y se compra unas galletas “maría” y un zumo.

Todavía nos quedan unas 6 horas hasta Jaipur, y las pasamos al lado de una familia con varios niños pequeños que nos entretienen en el camino. También aprovechamos para escuchar algo de música española e ir leyendo sobre la ciudad.

Llegamos ya de noche y pedimos a un tuk-tuk que nos lleve a un hotel recomendado por unos amigos viajeros. Cuando llegamos descubrimos que sus tarifas triplican el precio que teníamos de referencia ¿Qué pasa? Pues que estamos en navidades y, aunque aquí los católicos son minoría, mucha gente tiene vacaciones. Empezamos un largo recorrido de hotel en hotel, teniendo como respuesta precios desorbitados y hoteles al completo. Al final, el conductor del tuk-tuk nos conduce a un hotel que él conoce, a las afueras de la ciudad. En realidad nos quería llevar allí desde el principio, pero le habíamos dicho que no porque ya sabemos lo que pasa en estas situaciones: al conductor le dan una comisión por llevarte, a nosotros nos sale más caro que si fuéramos por libre y nadie nos garantiza que sea un buen sitio. De hecho, este hotel por fuera es muy bonito, pero por dentro no está nada cuidado. Intentamos evitar estas cosas, pero viendo que eran son casi las once de la noche y que realmente no es fácil encontrar sitio, le hacemos caso. Eso sí, como nos vamos a quedar varios días, negociamos para conseguir un precio más económico a partir de mañana. ¡Al conductor del tuk-tuk ya le habrán pagado la comisión de sobra con lo de que nos cobran esta noche!