¡Bienvenidos a El Bolsón!

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

El Bolsón, 26-04-2013

Tras pasar unos días descansando y trabajando en Esquel, nos disponemos a salir de esta ciudad en dirección a El Bolsón. No sabemos mucho acerca de nuestro próximo destino; sólo que es bastante “hippie”. ¡Veremos lo que nos espera allí!

Cuando ya estamos a las afueras del pueblo, ¡sorpresa! Nos encontramos con Martín, un motero de Buenos Aires que conocimos en El Chaltén. Su ruta es similar a la nuestra, así que esperamos verlo dentro de unos días en El Bolsón.

Después de un rato, un coche nos levanta. Lo conduce un hombre llamado Jonathan y con él va su amigo Christian. Jonathan nos cuenta que se gana la vida trayendo pescado desde Puerto Madryn para venderlo en El Bolsón. También nos habla de sus viajes a Bolivia y Perú, y nos damos cuenta de que tenemos más en común de lo que puede parecer a simple vista.

- Viajando me he encontrado a gente muy buena que me ha ayudado mucho, por eso yo también quiero ayudar a los demás. -nos comenta.

Hace poco hablaba de esto con Javi. Una buena acción puede ir mucho más allá de la acción en sí. ¿Qué pasa cuando tienes un problema y alguien te echa una mano? ¿O cuando alguien tiene un gesto bonito contigo? Obviamente, te sientes muy bien, reconfortado, feliz. Habrá quien se quede ahí, pero pienso que a muchos les darán ganas de hacer a su vez algo bueno por otra persona. Y si a esa persona le pasa lo mismo, habrá comenzado una cadena de buenas acciones que llegará a mucha más gente.

Esto me ha hecho recordar una ocasión, cuando estaba trabajando en Paterna, en la que sentí algo así. Había tenido un problema con uno de mis alumnos y me quedé hecha polvo. Mi compañero Vicent se enteró y envió a un alumno para que me trajera una infusión que me ayudara a relajarme. Quizás él ni siquiera se acuerde, pero ese gesto fue muy importante para mí. Eso me hizo que desde ese momento estuviera mucho más pendiente de mis compañeros, atenta para reconfortarles ante un momento duro. Supongo que para el niño que me trajo la infusión también fue un aprendizaje.

Pero incluso en el caso de que la buena acción no vaya más allá, vale la pena. Hacer que otro ser humano se sienta mejor, siempre vale la pena.

Hablamos de esto y de otras muchas cosas durante el trayecto que separa Esquel de El Bolsón. Cuando estamos llegando, Jonathan nos pregunta:

- ¿Les gusta el pescado y el marisco?

- ¡Sí, claro! -respondemos.

- ¡Ah! Pues ahora vamos a casa y les cocinamos un salmón y unos mejillones que trajimos el otro día -nos dice Jonathan.

Él y Christian viven en una preciosa y sencilla cabaña con unas vistas espectaculares de las montañas. Degustamos unos riquísimos mejillones cocinados con queso y vino blanco y un buen filete de salmón, acompañado de vino tinto, todo por cortesía de nuestros anfitriones. 

Después de subir con ellos al Cerro Amigo, un mirador con unas preciosas vistas, Jonathan nos acompaña a la oficina de turismo, donde nos indican cuál es el hostal más económico de la zona. Esta muy cerca del centro, junto a un parque donde, según nos dicen, se celebra una feria artesanal cuatro días a la semana. El precio y el lugar nos gustan. El dueño, Juan Carlos, hace todo lo posible por transmitir felicidad y alegría. Así que decidimos quedarnos.

- Bueno chicos, nos vemos ¡Bienvenidos a El Bolsón! -exclama Jonathan al despedirnos- Pero tengan cuidado, no se vayan a “abolsonar”. ¡Hay gente que viene para unos días y se acaban quedando para siempre!

- Bueno, la verdad es que nos suelen pasar esas cosas, pero no creo que nos quedemos más de dos o tres días...

¡Ja! ¡Los 3 días se convirtieron en más de 3 semanas! Pero vamos por partes...