Cuando salí de Cuba

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

La Habana, 8-8-2012

Nuestra última noche en Cuba la pasamos en La Habana Vieja. Esta noche es especial para nosotros: celebramos nuestro aniversario. Tal día como hoy, hace 4 años, en Nicaragua, vivimos un día muy especial. Así que, aunque realmente nuestra relación empezó unos meses después, ya en España, nos gusta celebrar esta fecha.

Después de ver aterdecer en el malecón, cenamos en una bonita terraza donde un grupo toca en directo música cubana con instrumentos tradicionales. Disfrutamos de una buena cena: pescado, algo de marisco y vino blanco ¡La ocasión lo merece!

Después nos dirigimos hacia el malecón. Están celebrando los carnavales y no queremos perder la oportunidad de verlos en directo.

Cuando llegamos están a punto de acabar, pero aún podemos ver algunas carrozas, escuchar la música y ver el ambiente.

- La gente tampoco está muy animada, ¿no?

- Pues no... Los que están desfilando sí que están bailando y se les ve animados, pero yo esperaba ver más ambiente en la calle.

Dicho esto, de repente, empiezan a avanzar hacia nosotros un grupo enorme de gente cantando y bailando. La mayoría son travestis y, por lo que parece,¡ se lo están pasando mejor que nadie! Esto ya es otra cosa. Lástima que junto con ellos pase la última carroza y se acabe la fiesta. De todas formas, tampoco queríamos estar demasiado tiempo porque la mezcla de aglomeraciones y alcohol no suele traer nada bueno.

Nos vamos a dormir recordando aquella noche, hace cuatro años, y pensando en que mañana estaremos de nuevo en nuestra “Nicaragua, Nicaragüita”, esa tierra que nos unió y a la que tenemos tanto cariño.

La mañana de nuestra salida de Cuba es bastante ajetreada. Para empezar, nos hemos levantado más tarde de lo que teníamos previsto. No hemos podido conectarnos a Internet para ver dónde podemos alojarnos cuando lleguemos a Managua, no hemos hablado con nuestras familias, tenemos que comprar algo de comer... Para acabar de arreglarlo, el taxi llega antes de tiempo y nos dice que no puede esperar porque luego tiene que recoger a otros turistas. Al final esto es una ventaja porque, por el camino, el taxi empieza a hacer unos ruidos extraños y el motor se apaga cada vez que el coche se detiene en un semáforo y luego le cuesta arrancar. Si no fuera porque nos sobra tiempo, me habría puesto muy nerviosa. Afortunadamente, el coche aguanta hasta que llegamos al aeropuerto.

Llegamos con tiempo de sobra, pero aún tenemos que pagar la tasa de salida del país y pasar por inmigración. Esto nos preocupa un poco. Si es verdad que tienen un registro informatizado de las casas autorizadas, a ver cómo explicamos dónde hemos estado las tres semanas que hemos pasado en casa de nuestros amigos! Nos separan y no sé a Javi, pero a mí me hacen un montón de preguntas: a qué he ido a Cuba y con quién, a qué me dedico, dónde vamos ahora y por qué... Cuando más me asusto es cuando el policía, tras pedirme el pasaporte e introducir mis datos en el ordenador, frunce el ceño... pero luego levanta la cara, me sonríe, me devuelve el pasaporte y me desea que tenga un buen viaje ¡Uf! Javi me dice que a él no le han preguntado nada ¡Vaya ganas de hacerme padecer! Un rato después subimos al avión que, tras hacer escala en Caracas, nos llevará a Nicaragua.