Excursión al Salto de América

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

Los Garcías, 14 y 15-9-2012

Tras despedirnos de los padres de María, subimos en el bus camino a Boaco, donde tendremos que esperar un par de horas para coger otro bus. Mientras esperamos, justo enfrente del banco en el que estamos sentados, venden bates de béisbol, deporte que les encanta a Rodrigo y Nielson. Habíamos pensado en regalarles un bate, pero el día que preguntamos no tenían los adecuados para su edad. Empezamos a preguntarles como quien no quiere la cosa cual les gusta más, y poco después Javi se escabulle y regresa con un bate y una pelota para ellos. Sus caritas rebosaban felicidad. Nos apetecía tener este detalle con ellos. Es un regalo como el que les podríamos hacer a nuestros sobrinos David, Jose o Miranda. De hecho, para nosotros es como si fueran nuestros sobrinos.
Y de nuevo subimos al bus. Pero no vamos directos a casa.

Hace 4 años fui con María, sus hijos, nuestra compañera Maite y algunos alumnos de la escuela a un lugar llamado el “Salto de América” o “Salto de Vanegas”. Es una pequeña cascada rodeada de vegetación que cae en una poza estupenda para bañarse. Me encantó ese lugar y le pedí a María que fuéramos de nuevo; sé que a Javi le va a encantar.

Para llegar allí hay que bajarse a medio camino entre Boaco y Los Garcías y caminar unos 10 minutos montaña abajo.

El sitio es precioso y, a pesar de que es domingo y hace un día estupendo, estamos totalmente solos. Los niños saltan de una piedra a otra con una facilidad pasmosa, mientras nosotros (sobre todo yo) nos arrastramos por las piedras hasta que conseguimos llegar al agua.

El agua está fría, pero no helada, y disfrutamos bañándonos, jugando y haciéndonos fotos. ¡Es una gozada!

Comemos lo que nos ha preparado Cruz y un par de horas después regresamos a casa ¡y aún no son ni las 4 de la tarde! Es lo bueno que tiene madrugar.
Por el camino compramos una sandía que nos ayuda a refrescarnos. A pesar de lo bien que nos había sentado el baño en el Salto de América, en el autobús y la pequeña caminata desde la parada hasta casa de María, hemos sudado una barbaridad.

El domingo nos espera un día bastante más tranquilo. Por la mañana vamos a Santa Lucía: el obispo va a dar una misa y es todo un acontecimiento. Además, el coro de María va a cantar en la misa. Después de la celebración religiosa y la procesión que le sigue nos vamos a comer y a ver un partido de béisbol. Hace mucho calor y volvemos a casa bajo el sol, pero al poco de entrar por la puerta, de repente, empieza a llover a cántaros. Nos sentamos en los sofás a ver una película que están poniendo en la televisión ¡Típica tarde de domingo en casa! Y es que realmente nos sentimos como en casa.

Al día siguiente, y tras casi dos semanas sin poder comunicarnos con las becarias que queríamos entrevistar, hemos quedado con ellas en Teustepe. Poco a poco vamos avanzando en nuestro proyecto.