Los cubanos, sus problemas económicos y los nuestros

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Cuba es un país socialista y, como no podía ser de otra manera, todo está controlado por el estado. Hasta hace muy poco no había lugar para la iniciativa privada, que ahora se empieza a permitir tímidamente.

Todo en Cuba pertenece al estado: las fábricas, los campos, el ganado, los trasportes, los restaurantes, las tiendas, las librerías, las peluquerías, las salas de fiestas, las industrias, los barcos de pesca, los teatros... ¡todo! Hay que tener en cuenta que en Cuba llegó a tener a más de un 90% de la población activa trabajando directamente para el estado. El porcentaje actual es un poco inferior, pero sigue siendo desorbitado y supone una carga tremenda para el país.

Aunque es cierto que apenas hay paro,el precio que se paga parece muy elevado. Yo siempre he pensado que el socialismo radical no es bueno, que hace falta la iniciativa privada en algunos sectores. Sin la motivación que supone el obtener beneficios o que el que más se prepare y más trabaje tenga mayores ingresos, es difícil que la gente se esfuerce al máximo. Hay muchas personas dispuestas a trabajar y dar lo máximo de sí mismos simplemente por vocación o por convicción moral, pero no se puede esperar que el 100% de los trabajadores se conforme con eso.

De la misma forma, pienso que el modelo estadounidense de capitalismo o de neoliberalismo económico radical es tan perjudicial o más que el socialismo radical. Tampoco me parece válida esa sociedad regida tan solo por el interés económico. Estoy convencido de que la humanidad se merece un modelo mejor que ese. No puedo creer que miles de años de evolución hayan concluido en este sistema económico en el que parece que todas las políticas están dirigidas a maximizar los beneficios de las grandes empresas, la banca y las grandes fortunas. Estos grupos de poder que controlan la política de la mayor parte de los países y a sus gobiernos son los mismos que poseen los medios de comunicación masivos y son los que nos dicen en todo momento como pensar y como actuar. Nos dicen que este es el único modelo viable, que no hay alternativas posibles y entierran cualquier debate sobre como mejorar nuestro mundo.

Como de costumbre, pienso que el mejor modelo debe de estar en algún punto entre los dos sistemas económicos y sociales. En España parecía que teníamos algo así, teníamos algo que se dio en llamar estado del bienestar. No era perfecto, todavía había que caminar un poco más hacia el bienestar común, potenciar los servicios públicos, como la educación y la sanidad, garantizar derechos básicos como una vivienda digna, el derecho al trabajo y otros, por encima de otros derechos no tan básicos que los neoliberales defienden a ultranza.

En algunos países del norte de Europa estaban más cerca de ese punto que en España y otros países más del sur del continente. Nosotros tan solo teníamos que avanzar hacia lo que allí tenían. Pero lamentablemente, está ocurriendo lo contrario: una gran crisis mundial ha provocado una radicalización del sistema hacia el mismo neoliberalismo que la causó. Es una jugada maestra en la que los medios de comunicación están teniendo un papel fundamental para hacer creer a la población que ese es el único camino. Parece que lo están consiguiendo y nuestro estado del bienestar está siendo vapuleado con excusas absurdas y sin ninguna base científica o económica.

Estamos derivando hacia un capitalismo radical como el de los EE.UU., donde la educación pública es el último recurso y las personas humildes tienen que endeudarse para pagarse una operación o un tratamiento médico. A veces me pregunto si la población se plantea alguna vez cuál es el modelo de sociedad que quiere, en lugar de discutir sobre detalles intrascendentes. Como siempre, los árboles no dejan ver el bosque.

Volviendo a Cuba, creo que está suficientemente demostrado que su modelo tampoco es el mejor. Dejando de lado la parte de culpa que se pueda echar al bloqueo estadounidense, parece que el resultado no es bueno. No es el peor y habría que compararlo con otros países de su área geográfica, como Haití, donde con un sistema político y económico bien distinto, la población está mucho peor que aquí. Aún así eso no es excusa para no intentar mejorar el sistema y que los cubanos solucionen sus problemas más urgentes.

Hay quien opina que el problema cubano es debido al bloqueo económico que EE.UU. Mantiene sobre la isla desde poco después del triunfo de la revolución. Este bloqueo provoca que algunos productos tengan unos precios muy elevados y que exista un grave problema de desabastecimiento en muchas ocasiones. No es raro ver estanterías vacías en las tiendas. La excusa oficial siempre es el bloqueo , un bloqueo económico que se ha convertido en el más largo de la historia.

No cabe duda de que a veces esta excusa es válida, sobre todo lo fue durante el periodo especial de los 90 cuando, tras caer la URSS, el principal socio comercial y apoyo económico de la isla, Cuba se quedo sola. Entonces  no había de nada y los cubanos lo pasaron realmente mal. Lo cierto es que este bloqueo, condenado por las Naciones Unidas en multitud ocasiones, ha perjudicado a Cuba y sobre todo a su población de una forma tremenda. Pero también es cierto que le ha dado la excusa perfecta al gobierno de Fidel para  cualquier problema del país y para justificar todas sus políticas restrictivas. Si no hay carne la culpa es del bloqueo, si no hay electricidad la culpa es del bloqueo, si no hay dinero la culpa es del bloqueo...

- Si tu mujer se queda embarazada mientras estás de viaje, la culpa es del bloqueo – nos comenta un amigo con la típica gracia cubana.

Son muchos los políticos de prestigio internacional que piensan que la mejor forma para acabar con el gobierno cubano habría sido eliminar el bloqueo hace muchos años. Eso habría dejado a Fidel sin ningún enemigo al que culpar de todos sus males y la población habría exigido cambios, en lugar de unirse contra el imperialismo yanki. Aunque quizás, de no haber existido bloqueo, la situación en Cuba habría sido mejor y no habría tantas quejas. ¿Podría haber funcionado el sistema cubano? Nunca lo sabremos gracias la política de EE.UU. Al respecto, más dirigida a ganar electores entre los exiliados cubanos en Miami, que a ayudar a los cubanos de la isla.
A pesar de lo que diga el gobierno, en muchas ocasiones la razón para que las estanterías estén vacías es una muy distinta. Hay productos que pasan por las tiendas como un relámpago sin tan siquiera llegan a estar expuestos. El proceso habitual es este: el empleado de la tienda recibe la mercancía del estado, sin sacarla a la venta se la vende íntegramente a una persona que le da una comisión, esa persona más tarde se encarga de vender la mercancía en el mercado negro a un precio mayor. Sencillo, e inmoral pensaremos muchos... Pero es de lo más común, ocurre con la comida, con los productos de limpieza, con los materiales de construcción, con todo.

Es difícil conseguir comida y productos básicos, pero más lo es permitirse lujos como ropa nueva o unos zapatos. Es curioso como ciertas cosas se han convertido en una obsesión para ellos. Cuando le entregamos a Alejandro dos pares de zapatos que nos había dado su padre en España para que se los lleváramos, él se ríe y nos comenta:

- Es que ustedes igual no lo entienden, pero en Cuba es muy complicado y muy caro conseguir un buen par de zapatos. ¡Aquí se dice que el cubano vive con un zapato metido en la cabeza!

Esta situación provoca un fenómeno curioso en el país: los turistas regalan muchas cosas a los cubanos y estos, obviamente, no paran de pedir cosas a los turistas. Dicen que eso ya ocurría en la antigua Unión Soviética. Los turistas se llevaban las maletas vacías al volver a su país. “Allí la gente se mata por unos pantalones vaqueros o unos zapatos”, decían. Algunos extranjeros vendían lo que llevaban para hacer negocio, la mayoría lo regalaba. Eso se fue haciendo más y más común hasta que la gente se llevaba todo tipo de cosas extra en su equipaje solo para regalarlas.

Lo mismo ocurre en Cuba hoy en día. Básicamente nos parece una mala costumbre que hace que la gente vea normal el mendigar a los “ricos” extranjeros (lo hemos visto en las calles). Aún así podemos entenderlo hasta cierto punto. No voy a extenderme en nuestra opinión al respecto, me parece más interesante la reflexión del por qué ocurre esto. Lo digo porque hemos estado en países más pobres y no hemos visto a la gente regalando sus zapatos, sus pantalones y sus camisas de una forma tan generalizada.

Ya de entrada he de decir que no tenemos la respuesta, tan solo algunas hipótesis. Yo opino que por un lado es una costumbre que pasa de boca en boca, lo mencionan todas las guías, los blogs de viajeros, los amigos... Es decir, que se hace así porque siempre se ha hecho así. A veces no hay que buscar más explicaciones. También pienso que puede deberse a cierta solidaridad de clase media. Me explico: el turista occidental se puede sentir más identificado con un profesor que no llega a fin de mes, con un médico que conduce un bici-taxi o con un arquitecto que vende CD que con un indio que vive en la calle, con un nepalí que vende fruta en el mercado o con un campesino africano.

Por su lado, Mayte cree que puede deberse a que aquí los precios de casi todo son elevadísimos, mientras que en otros países la diferencia entre los salarios y los precios no es tan desproporcionada. A un turista le cuesta muy poco traer de su país unas cuantas pastillas de jabón o algo de ropa, mientras que esas mismas cosas en Cuba pueden costar hasta el doble. También puede ser que en Cuba haya más turismo pero ¿quién sabe? Probablemente sea una combinación de todo lo mencionado y alguna cosa más. O quizás no tenga nada que ver. El hecho es que es así.