Mohan y su proyecto para enseñar inglés

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Es bastante común desear aquello que no se tiene. Lo que es menos frecuente es que este objeto de deseo sea la educación y no un coche, un móvil o una casa mejor. Cuando el deseo no es solo para uno mismo, sino para todo su pueblo la historia empieza a ser interesante. Y si además la persona que ambiciona una educación de calidad es un joven que está dispuesto a hacer algo para cambiar las cosas, entonces estamos ante una de esas pequeñas historias dignas de ser contadas.

Mohan es un joven de 27 años que nació en Kota, un pequeño pueblo cercano a Rishikesh, en el norte de la India. A su pueblo solo se puede llegar a pie ya que se encuentra en lo alto de las montañas que bordean el curso alto del Ganges. No hay carretera que llegue hasta allí, solo un empinado y pedregoso camino.

Mohan es el segundo de 4 hermanos y se crió en su pueblecito, en medio de la abundante vegetación de la jungla cercana, con sus amigos, su familia y los animales como única compañía. Cuenta alegre como, cuando era muy pequeño y volvía del campo en los brazos de su madre, esta tuvo que esconderle debajo de unas hierbas al aparecer un elefante salvaje frente a ellos. Recuerda los años de infancia, con añoranza, como una época muy feliz y piensa que todos los niños del mundo tienen derecho a tener una infancia así.

Cuando Mohan era niño no había televisión, ordenadores, ni Internet en su vida. Esto no es extraño, ya que hace muy poco que llegó a Kota la luz eléctrica, y además esta no suele funcionar. Por lo tanto, ni siquiera hoy en día existen estos “avances” tecnológicos en la vida del pueblo. A pesar de ello, o quizás gracias a ello, piensa que su pueblo es un paraíso en la tierra.

En su pueblo tienen una escuela primaria para los 5 primeros cursos y otra para los 3 últimos. Esto completa los 8 niveles que se pueden estudiar allí. Para continuar los estudios los alumnos deben ir a la ciudad. El problema es que deben quedarse a vivir allí ya que el viaje desde Kota es largo y complicado. Esto supone un desembolso muy grande para las familias campesinas de la zona. Muy pocos se lo pueden permitir.

Los padres de Mohan no tenían estudios y no le daban mucho valor a la educación. Por ello Mohan tampoco lo hacía y en su casa nunca nadie le dijo que eso estaba mal. Esto unido a que no le gustaba mucho la escuela hizo que tardara muchos años en acabar los 8 cursos básicos. Después ya no tuvo la oportunidad de seguir estudiando.

Mohan dejó su pueblo cuando tenía 18 años. La necesidad le obligó a ir a trabajar a Rishikesh, una ciudad cercana a orillas del Ganges que es un importante destino turístico. Sus padres le ayudaron a dar este paso. Nada más llegar a la ciudad pudo comprobar que su educación no le permitiría acceder a buenos trabajos. Ahí es donde empezó a comprender la importancia de tener una buena preparación para poder labrarse un futuro mejor. La vida fuera de su pueblo era más difícil de lo que esperaba.

Empezó a trabajar con turistas y gracias a esto fue aprendiendo inglés y conociendo más cosas sobre el mundo. El inglés es el idioma internacional de los viajeros y sin él no puedes hacer mucho en el sector turístico. A base de mucho tiempo, esfuerzo e interés, preguntando, escuchando, adivinando y deduciendo consiguió hablar un inglés más que aceptable.

El inglés es una herramienta básica en el mundo moderno. No solo para trabajar con turistas, es el idioma del mundo de los negocios, de la investigación científica, de Internet y, en la India, también es necesario para obtener un trabajo de funcionario y muchos otros puestos en el sector privado.

Desde hace pocos años el inglés se enseña en las escuelas públicas. El problema es que muchos profesores están trabajando en ellas desde mucho antes de esta nueva norma y no conocen el idioma o lo que saben es muy básico. Esto hace que la enseñanza del inglés en Kota sea muy rudimentaria, por no decir nula. Mohan, además, opina que la enseñanza pública en la India no funciona. Comenta que los profesores cobran bien del gobierno pero que muchos de ellos no tienen ni preparación ni interés por su trabajo. Esto hace que Mohan sienta que ha perdido una oportunidad de tener una educación un poco mejor con los 8 años que cursó.

A pesar de todo esto Mohan consiguió aprender inglés por su cuenta y empezar a trabajar en un restaurante. Al tiempo consiguió también entrar en la cocina, donde quería aprender un nuevo oficio. Empezó lavando platos. Todos saben lavar platos y es la forma más fácil de empezar. Luego aprendió a cocinar de la misma forma que aprendió inglés: observando. “Nadie te enseña en un restaurante, porque el restaurante está en marcha todo el día”, cuenta pensativo. Tras un tiempo empezó a cocinar algunos platos de cocina india y más tarde cocina internacional. Después de mucho más tiempo y esfuerzo, por fin, tenía un oficio.

A pesar de todas estas dificultades se casó a los 20 años y en la actualidad tiene ya dos hijos de 5 y 7 años. En la India, y sobre todo en las zonas rurales, los jóvenes se casan muy pronto y enseguida tienen hijos. Mohan recuerda su boda como uno de los momentos más felices de su vida y nos cuenta que su mujer vive en Kota, donde se ocupa de los niños, la casa y los animales. Cuando se le pregunta sobre la situación de la mujer en la India y la igualdad de oportunidades, su siempre sonriente rostro se vuelve más serio y cuenta que “alguien se tiene que quedar en casa cuidando de los niños ¿no? Es nuestra tradición y nuestra cultura”. También nos dice que ellos no discuten acerca de eso y que a su mujer le gusta lo que hace.

Sus dos hermanos varones trabajaban también en el mundo del turismo así que, después de varios años decidieron abrir entre los 3 su propio restaurante en Rishikesh y así trabajar para si mismos y poder ganar más dinero. No les va mal.

Todo este tiempo le ha enseñado a Mohan que es fundamental tener una educación y que no hay que desperdiciar la oportunidad de acceder a ella. Lo resume de una manera muy clara: “Creo que la educación te puede cambiar la vida. Porque yo puedo intentar ser un caballero, pero no es posible sin educación, ¿sabes? Puedo llevar ropa nueva, puedo llevar zapatos, pero por dentro no puedo cambiar lo que soy.”

Esta es una historia de esfuerzo y superación digna de elogio, como muchas otras. Lo que realmente marca la diferencia es que Mohan no solo piensa en ganar dinero gracias a sus logros. Él, sus hermanos y su amigo Deepak, que vive en Delhi y tuvo una infancia muy difícil, quieren hacer algo bueno con su vida. No creen que ganar más sea suficiente. No es que les sobre el dinero, en absoluto, pero no entienden para qué sirve acumular tantas cosas. “Quiero hacer algo para encontrarme más satisfecho” nos dice.

Sus hijos van a la escuela y espera que continúen sus estudios más allá de donde él los tuvo que dejar. Pero el quiere mejorar la situación de todos los niños del pueblo, no solo la de sus hijos. Concretamente quiere que aprendan inglés. Para ello, estos jóvenes han pensado que voluntarios extranjeros pasen temporadas en su pueblo enseñando el idioma y otras cosas a los alumnos del colegio y, ¿por qué no?, a las maestras también. Así no solo aprenderían inglés, también “abrirían un poco sus mentes”. Ellos le proporcionarían alojamiento, y posiblemente comida, mientras que el voluntario enseñaría inglés de forma gratuita. El proyecto está en sus inicios y está por ver cómo evoluciona. Hay muchas cosas que concretar, que organizar, que estudiar. Hace falta ver cómo se va a coordinar a los voluntarios ya que estos pasarán allí temporadas más o menos largas y luego se irán dejando al siguiente la labor de retomarlo donde lo dejó y no en otro punto.

Sus posibilidades son modestas y su proyecto también lo es. Pero esto no es lo importante, lo que más llama la atención es ver como alguien tan joven, y que no ha tenido acceso a una educación adecuada, tiene las ideas tan claras y quiere ayudar a los demás para que no tengan que pasar por las mismas dificultades que él. Ha aprendido por la vía más dura lo importante que es la educación y quiere que sus hijos y los demás niños del pueblo tengan el camino más fácil y la posibilidad de un futuro mejor.

Cuando se le pregunta sobre lo que falta en su pueblo, no nos sorprende oír que es necesaria una educación de calidad. Lo que sí que lo hace es el dato de que no hay ningún servicio sanitario, ni consultorio, ni doctor, ni nada, en el pueblo ni en sus cercanías. Mohan tiene una cara muy expresiva y en ella hay una visible tristeza cuando nos cuenta que su padre enfermó el año pasado y como, para que lo viera un médico, lo tuvieron que bajar entre varios vecinos, sentado en una silla, a lo largo de todo el camino de montaña hasta llegar a la carretera que conduce a Rishikesh. Esto lo tuvieron que hacer dos o tres veces. Lamentablemente ya no tendrán que volver a hacerlo porque el padre de Mohan, finalmente, falleció hace unos meses.

Mohan cree que si en su pueblo existieran una educación y una sanidad públicas adecuadas y de calidad, podría llegar a ser un lugar perfecto. Él quiere pasar su vejez en Kota. Sabe que será un lugar diferente, que tiene que cambiar para adaptarse a los tiempos que vienen. Pero cuenta que desea con todas sus fuerzas que no se pierda el paraíso de su infancia: “nuestras tradiciones, la naturaleza, el agua... Como Dios nos lo dio, la naturaleza... todo.”

NOTAS:

Si quieres saber más o colaborar con este proyecto, contacta con Mohan y sus hermanos o con nosotros.

Si quieres, también puedes leer más acerca de la entrevista y la visita que hicimos a Kota.