Rishikesh

La ciudad

Una tranquila ciudad a orillas del Ganges, donde este aún es un río limpio y vivo. La zona de Laxman Juhla, a una media hora del centro de la ciudad, es la preferida por los mochileros y tiene un ambiente hippie que nos gustó mucho. Lo que es la ciudad en sí es mucho más caótica y esta llena de peregrinos hindúes. Vale la pena ir al atardecer al Triveni Ghat a ver la ceremonia, el aarti. Este es el lugar que Mayte ha elegido como su favorito en India.

Dónde dormimos

Divya Guest House

  • Precio: 300/200 rupias = 4’5/3 euros
  • Contacto: divyanew@yahoo.com. www.hoteldivya.in. Cerca de la parada de taxis, en la zona de Laxman Juhla.
  • Opinión: Como nos quedamos más de una semana, regateamos un poco y nos rebajó el precio. El dueño es agradable. La habitación también estaba bastante bien, relativamente limpia, con baño, balconcito... Recomendable.

Dónde comimos

Hay muchos sitios al lado del río, en los ghats, donde se puede comer muy bien por poco dinero. Hay comida india e internacional en todos los restaurantes, aunque al final te das cuenta de que todas las cartas son iguales; cambia el ambiente y un poco la forma de cocinar. Para desayunar nos gustó un sitio muy tranquilo, para estar sentados en el suelo sobre almohadones mientras se ve a la gente bañarse en el Ganges. Para comer, el mejor el Ganga View, ¿o era el Ganga Beach? En cualquier caso, ambos están bien, Eso sí: no hay que ir con prisa. En todos estos sitios te preparan la comida en el momento, así que como mínimo hay que esperar media hora.

Qué vimos

Para nosotros lo mejor de Rishikesh es sentarse en los ghats a observar a la gente y hacer excursiones por sus alrededores, ya que es una zona de montaña bastante bonita. Muy recomendable caminar río arriba y bañarse en una de las solitarias playas que se encuentran por el camino (eso sí, con ropa, respetando las costumbres locales)

Blog

¡Nuestro próximo post será el primero de nuestro proyecto sobre la educación! ¿Qué mejor manera de empezar el año?
Estamos muy contentos y queríamos aprovechar esta ocasión para recordaros que esto no es solo un viaje en el que estamos disfrutando y aprendiendo muchísimo. No. Si habéis seguido nuestro viaje, sabréis que hemos estado entrevistando a gente y trabajando para poder transmitir sus historias.

Cogemos un tuk-tuk que nos deja en Haridwar, una de las 7 ciudades más sagradas del hinduismo. Aquí vemos otro aarti acompañados de muchos hindúes, con algunos de los cuales empezamos a hablar y con quienes acabamos haciéndonos fotos ¡a petición suya!

Es bastante común desear aquello que no se tiene. Lo que es menos frecuente es que este objeto de deseo sea la educación y no un coche, un móvil o una casa mejor. Cuando el deseo no es solo para uno mismo, sino para todo su pueblo la historia empieza a ser interesante. Y si además la persona que ambiciona una educación de calidad es un joven que está dispuesto a hacer algo para cambiar las cosas, entonces estamos ante una de esas pequeñas historias dignas de ser contadas.

Después de dos semanas en Rishikesh, nos hemos decidido a seguir nuestro camino. Ahora estamos en Haridwar  y mañana cogemos el tren hacia Jalandhar. De ahí iremos en autobús a Kapurthala, donde nos recogerá el primo de Rahul, que fue alumno de Mayte en CeiMigra.

Ayer nos levantamos a las 7 para llegar puntuales al restaurante que tienen Mohan y sus hermanos cerca de nuestro hostal. Allí nos esperan Mohan y Deepak para ir a pasar un par de días a su pequeño pueblo.

Aisssss... Que sí, que es verdad, que somos un desastre y no escribimos nada. Es que estábamos intentando resumir lo que hemos vivido hasta el día de hoy. Pero entre unas cosas y otras, siempre nos falta algo.

Ayer cenamos con Andrea, el italiano que conocimos en el bus a Rishikesh. Nos preparó una cena en la habitación que tiene en un antiguo Ashram reconvertido en guest house, pero que aún conserva el aire monástico, con habitaciones muy sobrias que dan a un gran patio interior.

Después de ducharnos y desayunar en uno de los bonitos restaurantes que hay junto al río, sentados en el suelo, estamos en la habitación (Javi trabajando en el ordenador y yo lavando ropa) cuando oímos música y jaleo en la calle. ¿Qué será? Mayte sube a la terraza del hostal, desde la cual se ve la calle principal, y ve músicos, mujeres con saris muy elegantes y gente bailando. “¡Corre, Javi, coge la cámara y vamos a la calle que creo que es una boda!”

En parte porque parece que si vienes aquí tienes que hacer yoga, y en parte porque a los dos nos apetecía realmente probarlo, nos decidimos a asistir a una clase. Nos han explicado que hay diferentes tipos de yoga, unos más relajados y otros más intensos y con más movimiento, pero no sabemos de qué tipo va a ser esta. Pronto descubrimos que es de las segundas y que dura casi dos horas.

Después de un día tranquilo, volvemos al hotel tras un paseo vespertino. Cuando vamos hacia la habitación escuchamos una música saliendo de un bajo del hotel. Nos acercamos para ver de que se trata y un chico argentino que hay en la puerta nos explica que es un espectáculo de música y danza clásica india.