Nos mudamos a un taller de artistas

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Medellín, del 7 al 9-1-2013

Como hemos decidido que vamos a tener que prolongar nuestra estancia en Medellín para trabajar, nos ponemos a buscar un hostal. Pero nos encontramos con un problema: todos son muy caros para nosotros. Una cama para una persona en una habitación compartida cuesta 20.000 pesos (unos 10 €) ¡Ese es el precio que esperábamos pagar por una habitación doble! Por suerte, a David se le ocurre una idea:

- Julián, un amigo mío, es miembro de una agrupación de artistas que se llama Taller 7. Ellos tienen una casa en la que alquilan habitaciones a gente que viene de otros lugares a trabajar aquí en algún proyecto artístico. Igual tienen alguna habitación libre...

Y... ¡sí! ¡La tienen!  David nos acompaña a conocer a Julián y a Mauricio, otro de los fundadores del taller que, para no variar, también nos caen de maravilla. Tras conocernos un poco y explicarles nuestra situación, acceden a alquilarnos la habitación por el precio que podemos pagar (bastante menos del habitual) a cambio de que Javi les eche una mano con su página web que necesita una actualización urgente.¡Estupendo! Además, la casa está cerca del centro (junto a las conocidas Torres de Bomboná), la habitación está bastante bien y podemos usar la cocina, que es un punto fundamental para ahorrar.

Si no llega a ser por David no sabemos qué habríamos hecho... ¡es como nuestro ángel de la guardia colombiano!

Una vez resuelto este tema, volvemos a casa de Andrés y David a recoger nuestras mochilas. Cuando llega el momento de despedirnos todos estamos tristes. Hemos pasado unos días muy divertidos y agradables y les hemos cogido un cariño especial. Esperamos volver a verles durante los días que estemos en Medellín y que podamos seguir en contacto en el futuro.

Como en los últimos días hemos estado de aquí para allá, ahora tenemos que dedicar unos días a escribir y subir cosas a la web. Al mismo tiempo, empezamos a conocer los alrededores de la casa: vamos a comprar comida al mercado de Plaza Florez, localizamos un restaurante económico... También vamos conociendo a otros miembros del taller: Adriana, Iván, Sebastián... Aunque no pasamos demasiado tiempo juntos (cada uno estamos metidos en nuestro trabajo) vemos que son buena gente y nos encontramos a gusto en la casa.

Cuando ya nos hemos organizado un poco, empezamos a movernos para contactar con alguna de las organizaciones que trabajan en la ciudad y nos decidimos por Ciudad Don Bosco. Es una organización que lleva mucho tiempo en funcionamiento y que trabaja con varios colectivos, entre los que se encuentran los dos que nos interesan: los niños de la calle y los que participaron en el conflicto armado.

Tras nuestro primer contacto telefónico con la institución nos da la impresión de que no va a ser sencillo: están en vacaciones, acaba de cambiar el director de la institución, necesitaríamos un permiso para grabar a los niños... Pero al día siguiente la secretaria de dirección se pone en contacto con nosotros. Parece que han consultado nuestra web y tras estudiar nuestro proyecto, les ha parecido interesante. Nos comunica que tenemos  autorización y nos indica las personas con quienes nos tenemos que poner en contacto: los coordinadores de los dos programas en los que estamos interesados, es decir los que llevan a los niños de la calle y los que trabajan con niños o adolescentes que participaron en el conflicto armado y están en proceso de reinserción. ¡Estupendo!