Qué bonita es la ciudad... de lejos.

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

Panamá, 23-11-2012

Salimos a la calle y cogemos un autobús para ir a la otra punta de la ciudad. Recorremos los primeros kilómetros sin dificultad. Unos minutos después empieza el atasco, o “el tranque”, como dicen por aquí. Arranca, avanza, frena. Avanza un poco, frena de nuevo. Un coche que intenta incorporarse a la desesperada desde el carril de la derecha. El autobús le pita, el del coche le responde. Gente que mira el reloj desesperada, llegarán tarde al trabajo. Una distancia que no debería llevarnos más de 30 minutos nos cuesta más de hora y media.

Antes de llegar a nuestro destino aún tenemos que coger otro autobús. La terminal está junto a un gran centro comercial; tenemos que atravesarlo. Nos reciben un Burger King y un McDonalds. Pasamos por una tienda de móviles y por muchas tiendas de ropa... me parece que eso es un Zara. Mujeres arregladas, con tacones altos. Hombres bien peinados, con camisa y corbata. Niños que patalean porque sus mamás no les compran un dulce.

Por un momento perdemos la noción, no del tiempo, sino del espacio. ¿Dónde estamos? Podríamos estar en cualquier lugar del mundo. Todo lo que nos rodea es totalmente impersonal e incultural (esta palabra no existe, pero debería existir para definir esto). La globalización y las grandes empresas quieren hacernos a todos iguales y a través de la publicidad consiguen que a todos nos guste lo mismo, que todos busquemos lo mismo, que todos pensemos que necesitamos lo mismo. Así es mucho más fácil poder vendernos lo mismo a todos en todos los lugares del mundo y a todas horas.

Y volvemos a la historia de siempre: no es cierto, no lo necesitamos. Hemos estado más de un año sin acercarnos a un supermercado y no lo hemos echado de menos. La fruta y la verdura se compra en el mercado, el arroz se compra en cualquier sitio a granel, los productos envasados y de higiene personal en una de las pequeñas tiendas que se encuentran en cualquier esquina. No se necesita nada más.
Hoy sólo hemos entrado buscando un sitio donde comer algo antes de ir a visitar el canal; aquí está la estación central de autobuses y no hay otra opción.

La cuestión es que acabamos cansados y aburridos de tantas horas de bus, hablando de esto y diciéndonos que, cuando volvamos a España, no queremos este tipo de vida, no queremos volver a lo mismo. No será fácil, todo está montado para llevarnos por ese camino, pero haremos lo posible por salirnos de él.