Sobre los panameños

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Isla Grande, 12-11-2012

- Es curioso... llevamos dos semanas en Panamá y apenas hemos tenido contacto con ningún panameño.

Este simple comentario hecho por Javi ha dado lugar a todo un debate sobre “el panameño”. Después de escuchar lo que nos cuentan nuestros nuevos amigos y combinándolo con nuestra propia experiencia y lo que nos han dicho otras personas, hemos extraído algunas conclusiones.

Todos coincidimos en que la mayor parte de los  panameños parecen no estar a gusto en su trabajo ni preocuparse demasiado por hacerlo bien. Yo ya lo había observado nada más llegar al país. En un restaurante donde fuimos a comer un par de veces, me fijé en que las camareras tenían todas una cara de aburrimiento terrible y se movían como a cámara lenta a pesar de que el local estaba lleno. Ni una sonrisa, ni un poco de brío en sus movimientos... nada. Lo mismo ocurre con los conductores de autobuses. El otro día queríamos preguntarle a uno de ellos si iba hacia una dirección y ni se molestó en abrir la puerta del bus, tuvimos que leerle  los labios a través del cristal.  Y no son lo únicos casos.

- En Panamá no hay paro. Si te despiden del trabajo, vas a la puerta de al lado y te dan otro – nos explica Juli – Por eso no se preocupan.

Una italiana que conocimos en Puerto Lindo y que lleva alrededor de un año trabajando aquí nos decía lo mismo:

- La gente llega tarde al trabajo y no le importa. Saben que todas las mañanas hay atasco y que si salen a las 8 llegarán media hora tarde, pero no se les ocurre salir a las 7 y media. Además, hay que estar encima de ellos todo el tiempo para que hagan su trabajo.
Sin embargo esta actitud contrasta con la que se observa en la gente por la calle, que es bastante amable. Yendo en el autobús, y ante la falta de ganas de colaborar del conductor, le preguntamos a otro pasajero dónde teníamos que bajar para llegar a nuestro destino. No sólo nos lo explicó, sino que hasta nos hizo un mapa. Y cuando preguntas algo por la calle es igual, ¡siempre que no le preguntes a nadie que esté trabajando!

Conclusión: a los panameños se les agria el carácter sólo mientras están en su puesto laboral, una vez salen se convierten en bellísimas personas.

Nuestros amigos piensan que una de las razones que pueden explicar este tipo de situaciones es que este país creció muy rápido en términos económicos.

- Es como un niño al que su papá (Estados Unidos) se lo ha dado todo hecho. No ha tenido que luchar demasiado para salir adelante, y los panameños tienen  esa actitud – opina Juan.

Nosotros pensamos que la educación también tiene mucho que ver en todo esto. Todas las personas con las que hemos hablado coinciden en que el nivel educativo de Panamá es muy bajo. Los profesores no se esfuerzan demasiado y les falta preparación. Y esto llega hasta los niveles universitarios.

- Una amiga colombiana, cuando acabó el bachillerato, se vino a vivir a Panamá y se matriculó en la universidad. Ella siempre había sido buena estudiante, pero me contaba que aquí, sin estudiar demasiado, era la primera de la clase porque sus compañeros no se esforzaban nada. Además para ella era muy fácil porque en su carrera le explicaban cosas que ella ya había dado en el instituto. - nos contaba el otro día Lorena.

Y no sólo hablamos de educación en sentido académico, sino también en sentido general: lo que se entiende por “ser educado” con los demás. En Nicaragua por ejemplo, a pesar de todas las carencias que pueda tener, la gente es extremadamente educada. El “buenos días, ¿qué se le ofrece?” acompañado de una sonrisa es el saludo habitual al entrar a una tienda. Aquí apenas levantan la cabeza y sólo se dirigen a ti para decirte cuántos dolares tienes que pagar. Eso sí, quizás si te encuentras a la misma persona fuera del trabajo puede que hasta te invite a un café.

Obviamente, estamos exagerando un poco y generalizando mucho, cosa que no deberíamos hacer. Seguro que hay panameños que son estupendos trabajadores (de hecho conocimos a alguno que otro) pero no podemos decir que esa sea la norma, no al menos por nuestra experiencia.

La riqueza de Panamá parece quedarse concentrada en su capital, en sus edificios, en obras ostentosas, en las facilidades para el turismo... pero no llega a donde de verdad se necesita, y mucho menos a la educación. La cuestión es que todo esto nos resulta familiar... ¿por qué será?

NOTA: En vista de los comentarios que está suscitando este post, queremos recalcar que algunas de las conclusiones que recogemos en este y en otros post han nacido tras conversar con diferentes personas. Lo que recogemos a veces son los comentarios dichos por otras personas, lo cual no quiere decir que nosotros pensemos exactamente lo mismo.  Como hemos comentado en varias ocasiones, no tuvimos la oportunidad de profundizar lo suficiente en este país y, por supuesto, sabemos que dentro de un mismo país hay gente muy diversa. Pero cuando visitas un lugar, es inevitable formarse una opinión al respecto. No es nuestra intención ofender a nadie, es tan solo una impresión general.