Un concierto en Rishikesh y elecciones en España

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Rishikesh, 20-11-2011

Después de un día tranquilo, volvemos al hotel tras un paseo vespertino. Cuando vamos hacia la habitación escuchamos una música saliendo de un bajo del hotel. Nos acercamos para ver de que se trata y un chico argentino que hay en la puerta nos explica que es un espectáculo de música y danza clásica india.

En principio pensamos que sería el típico espectáculo para turistas sin mucha calidad, pero nos ha llamado la atención el exquisito cuidado del argentino al abrir y cerrar la puerta corredera. Esa actitud tan respetuosa no es habitual en ese tipo de espectáculos. Eso nos ha decidido a preguntar por el precio: 200 rupias (unos 3€) por persona. “Lo sentimos, es mucho para nosotros. Estamos haciendo un largo viaje y hay que mirar mucho la pasta.” El chico argentino, que se presenta como Esteban, nos dice que lleva dos años viajando y que nos entiende. Nos dice que le demos lo que queramos y que pasemos. Finalmente le ofrecemos 100 rupias cada uno y entramos. Dudamos sobre si hemos pagado demasiado.

Tan solo hay unas 15 personas en el interior, sentadas en el suelo como de costumbre. El músico que hay frente a todos nosotros, nos explica que va a tocar un instrumento llamado tabla, Son dos tambores que hablan un lenguaje propio. Según explica el músico, uno de ellos, más grande y con sonido más grave, es el hombre y el otro, más pequeño y agudo, es la mujer. Al usarlos a la vez, combinando los sonidos de ambos, se obtienen sílabas. De esta forma las canciones se pueden recitar y tocar. La interpretación es espectacular, las manos se mueven tan rápido que no se ven.

A continuación baila una chica con cien cascabeles en cada tobillo. Es una danza tradicional que se realiza golpeando el suelo con los pies al rito de los sonidos de la tabla. ¿O quizás era al contrario? En cualquier caso es bonito.

Lo siguiente es una sesión de sitar combinado con didgeridoo, instrumento tradicional de los aborígenes australianos. La combinación de estos dos instrumentos tan lejanos resulta muy relajante y es un placer escucharla con los ojos cerrados.

Esta más que curiosa conjunción de instrumentos se debe a Esteban, el argentino, que más tarde nos cuenta que aprendió a tocarlo en Australia mientras cruzaba el país en bici con un chico que conoció allí y que estaba dando la vuelta al mundo pedaleando. También nos cuenta que es ingeniero y que fue a Australia por trabajo hace un par de años. Al llegar decidió cambiar de vida y dedicarse a viajar. Por algún motivo se le presentó la oportunidad de aprender a tocar el didgeridoo y después de eso pensó que estaría bien aprender a tocar, e incluso a fabricar, un instrumento en cada continente. Ahora está en la India centrado en la flauta y tiene planeado aprender a tocar la guitarra en España. Le damos nuestros datos por si, cuando venga a España, ya estamos de vuelta. En cualquier caso quedamos para cenar otro día.

El espectáculo acaba con una bonita canción tradicional interpretada por la profesora del yoga del hotel. Ha sido una velada estupenda y no nos arrepentimos del dinero pagado con tantas dudas.

Hoy es 20N, día de elecciones en España. Y nosotros sin poder votar por un despiste debido a los complicados preparativos del viaje. Nos habría gustado aportar nuestro granito de arena para cambiar las cosas. Parece que finalmente casi nada cambiará en España. Aunque muchos no lo crean, la vida sigue igual, otro partido pero los mismos intereses en el poder, manejando los hilos. Esperamos que algún día abramos todos los ojos y entendamos que la gente está por encima del dinero.

Sabemos que otro mundo es posible también en casa. De momento seguimos buscando aquí fuera.