Javi tiene un denguecito

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

Managua, del 11 al 18-8-2012

Desde que llegamos a Managua Javi no se encuentra bien. Se siente muy cansado, con dolor de cabeza, malestar... Anoche tenía 39 de fiebre, lo que nos extrañó es que no tenía ningún otro síntoma: ni resfriado, ni problemas de estómago... nada, solo fiebre. Se me ocurrió buscar información en Internet y ¿qué encuentro? Que es el primer síntoma del dengue.

El dengue está presente en casi todos los países de Centroamérica. En Cuba, en el mismo barrio donde estábamos nosotros, había algunos vecinos con esta enfermedad. Además se contagia por la picadura de un mosquito, y a Javi le pica cualquier insecto que haya alrededor. Veo que hay diferentes tipos de dengue, uno de los cuales evoluciona con hemorragias internas y que puede ser bastante grave y doloroso: lo llaman la fiebre rompehuesos por el dolor que provoca. Hay otro tipo, más leve, que suele ir acompañado de náuseas y vómitos. Por si acaso, hemos decidido hacer uso del seguro de asistencia médica en viajes por primera vez en los 10 meses que llevamos de viaje. Yo tampoco es que esté del todo bien. Desde antes de salir de Cuba tengo una tos que no se me quita y que parece que va a peor, pero de momento no me preocupa.

Llamamos por teléfono a la compañía de seguros en España. Una hora después nos llaman de la compañía de seguros con la que trabajan en Nicaragua y nos indican que un coche vendrá a recogernos para llevarnos al hospital. Efectivamente, diez minutos después para en a puerta del hotel un taxi negro brillante y el conductor, un hombre muy amable y educado, pregunta por nosotros. En el hospital nos atienden muy bien. Le hacen a Javi unos análisis, le ponen un gotero con suero y medicación para bajarle la fiebre, y nos dicen que tenemos que esperar un par de horas para ver el resultado de las pruebas. Los resultados de los análisis indican que no parece que sea dengue, pero no pueden asegurarlo. Le dan medicación para la fiebre y el dolor de cabeza y nos dicen que, si no mejora, volvamos dentro de un par de días.  Antes de irnos, nos indican que nos tienen que hacer una receta especial e ir a una determinada farmacia, porque el seguro también nos paga los medicamentos. Cuando salimos del hospital, el mismo taxi nos recoge y nos deja en la puerta del hotel. Nos sentimos como clase “VIP”, un poco raros, ¡no estamos acostumbrados a este trato tan exquisito!

Van pasando los días y parece que nuestro estado de salud no mejora. Javi sigue encontrándose mal y yo voy a peor. Además de la tos y dolor de garganta, anoche tenía un poco de fiebre. ¡Estamos hechos polvo! Los días van pasando en el hotel, ¡suerte que al menos estamos en un lugar agradable! Además, como tenemos nevera y cocina, casi nos sentimos como en casa. Prácticamente todas las tardes, la lluvia hace acto de presencia, cosa que se agradece: alivia un poco el calor.

Una mañana me levanto temprano, compro fruta y me dispongo a desayunar cuando entran un par de policías y se ponen a hablar con uno de los huéspedes del hotel. Parece que lo atracaron a punta de cuchillo. No le robaron apenas nada, pero como siempre lo peor es el susto. Aunque es que se le vea muy afectado: ha viajado mucho y ya le ha pasado de todo. Si ya íbamos con cuidado, ahora tendremos más todavía. De todas formas ya hace día que compramos algo para hacer de cena en el hotel, así nos evitamos el salir de noche, que es lo más peligroso.

Independientemente de esto, la gente aquí es muy amable y educada. Siempre se hablan de usted y utilizan un vocabulario muy cuidado. Además tienen una especial simpatía por los españoles. Hoy, caminando por la calle, pasamos por delante de dos jóvenes que estaban sentados en la calle vendiendo CD y uno de ellos nos llama:

- Ey, come here, buy CD! - Ey, venid aquí, comprad un CD, nos dice el chico en inglés.
- No, gracias – les respondemos con una sonrisa.

Entonces su amigo le dice:
- Chavalo, que no son gringos, son españoles.
- ¡Ah! Perdonen amigos, pensé que ustedes eran gringos.

Cuando preguntamos dónde podemos encontrar una u otra cosa, nos responden muy amablemente e incluso nos indican por dónde no debemos caminar por ser zonas peligrosas. En otros países ocurre que la gente es muy simpática excepto en las grandes ciudades, en las capitales. Aquí no se cumple esa norma: la gente de Managua también es agradable (exceptuando a los delincuentes, claro)

Por la tarde decidimos volver a ir al médico. Le repiten los análisis a Javi y le dicen que las plaquetas y los leucocitos están más bajos de lo normal: son resultados característicos del dengue. Le dicen que vuelva el viernes para repetir los análisis o antes  si tiene algún otro síntoma. Mientras tanto, me atienden a mí. Yo pensaba que me dirían que no era más que un resfriado, ¡pero no! ¡Es bronquitis! Así que volvemos al hotel con un montón de medicación y sabiendo que aún nos tendremos que quedar en Managua algunos días más. ¡Con las ganas que tenemos de ir a las comunidades a ver a nuestros amigos!

Javi se pasa toda la noche vomitando y con dolor de cabeza, así que a la mañana siguiente, en cuanto amanece, repetimos la operación de los días anteriores: llamada al seguro, esperar al taxi y al hospital. Precisamente lo más peligroso de las enfermedades del tipo del dengue y la malaria es la deshidratación y Javi no retiene nada desde hace horas. Nada más llegar le ponen un gotero con suero y le repiten una vez más los análisis de sangre. Está confirmado: es dengue. Deciden ingresarlo, sobre todo debido al riesgo de deshidratación. Nos llevan a una habitación privada con dos camas, así que al menos me puedo quedar con él.

Todos son muy atentos y educados, utilizando expresiones que raras veces se oyen en España: “Buenas tarde señora, ¿qué se le ofrece?” Y nos hace mucha gracia su forma de hablar con tantos diminutivos: “Enseguida le preparamos los papeles para el ingresito de don Javier,” ,“¿Ha sentido usted dolor en los huesitos?” “Parece que tiene un denguecito” ¡No sé cómo nos aguantamos la risa!

Pasamos el día durmiendo (anoche apenas pudimos descansar) y viendo series en la habitación: Friends, Big Bang, Dos hombres y medio... ¡Podría haber sido peor!

Al día siguiente, Javi se encuentra mejor y le dan el alta, ¡pero ahí no acaba todo! El antibiótico que me recetaron a mí para la bronquitis me ha provocado una infección y tengo que ir de nuevo al médico. ¡Nunca vamos a salir de aquí! Pero no queremos irnos hasta que estemos seguros que estar bien. Una vez en las comunidades, ir al médico no es tan sencillo.

Durante estos días he hablado varias veces por teléfono con María y los niños. Ellos le dicen que no se creen que yo esté aquí y que estemos enfermos. Piensan que es mentira, que estamos en España, o que no queremos ir a verlos. ¡Nada más lejos de la verdad! Incluso he soñado varias veces que estábamos con ellos en su casa, ¡me muero de ganas de verlos! Mañana ese sueño se hará realidad.