¡Nos echan del hotel!

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

Jaisalmer, 29-12-2011

Hemos decidido pasar más tiempo aquí trabajando, por lo que le preguntamos al dueño si podíamos cambiarnos a una habitación más barata, sin baño. Nos respondió que lo miraría y por la noche uno de los empleados nos dijo que a la mañana siguiente nos enseñaría una habitación más económica en otro hotel cercano, ya que la que queríamos seguía ocupada.

Así que esta mañana salimos con otro de los chicos a ver la habitación. Puede que sea la “habitación” más cutre que hemos visto en la India. Para llegar a la puerta había que saltar a la gente que dormía en colchones en el suelo ¡Ni se nos pasa por la cabeza cambiarnos a una habitación así! Le decimos al chico que preferimos quedarnos donde estamos.

- No puede ser.

- ¿Cómo que no?

- Vuestra habitación se la hemos dado a otras personas.

- Pero nosotros solo dijimos que queríamos ver la habitación, no que nos fuéramos a cambiar. Dijimos claramente que, si no nos gustaba, nos quedábamos con la que tenemos.

- Pues no puede ser, porque ahora es más cara. Si pagáis 1000 rupias, os podéis quedar.

- ¿Cómo? ¡Pero qué dices! ¡Eso es el triple de lo que estamos pagando! Nosotros pactamos un precio y dijimos que nos quedábamos 4 días, así que no nos movemos de ahí.

Seguimos discutiendo por el camino, mientras nos lleva a otro hotel para ver si nos gusta más. Este está mejor, pero nos piden casi el mismo precio que estábamos pagando, y le decimos que no la queremos. Él insiste en que nos tenemos que ir de su hotel. Nosotros no salimos de nuestro asombro. De vuelta en el hotel, el dueño nos dice que el problema es que había reservado la habitación un mes antes y que los empleados no lo sabían y nos la dieron a nosotros. De momento Mayte se lo cree, pero Javi ya está bastante enfadado. Como de todas formas ya no queremos seguir en este sitio, nos vamos a buscar otro hotel por nuestra cuenta, pero hoy es víspera de Nochevieja, así que la mayoría siguen llenos o son más caros. No nos queda más remedio que volver al hotel y decirles que nos quedamos en el segundo sitio que nos habían enseñado. Mayte insiste en que llamen y nos reserven la habitación mientras acabamos de recoger.

Cuando salimos con nuestras mochilas, el dueño nos pregunta a qué hotel vamos.

- ¿Cómo que dónde vamos? Al que nos habéis enseñado antes. Le he dicho dos veces al chico que llamara para reservar. - Mayte empieza a ponerse nerviosa.

- No puede ser, ya está ocupada.

- ¿Qué?

- Es que habéis tardado mucho en decidiros.

- ¡Si hace más de media hora que el chico ha llamado al hotel! - Javi comienza a levantar la voz, realmente enfadado.

- Sí, pero me ha llamado a mí. El otro hotel también es mío, pero yo no sabía que la habitación ya estaba ocupada.

- ¿Y por qué no lo habéis comprobado cuando os lo hemos dicho? - Ahora ya, a voz en grito.

La discusión va subiendo de tono y se vuelve cada vez más absurda. Se contradicen continuamente el uno al otro. Ya no nos queda duda alguna de que nos están mintiendo y que lo único que quieren es sacar más dinero por la habitación. Después de marcarnos, sin éxito, el farol de denunciarlos a la policía, nos vamos de allí acordándonos de toda su familia y mentando al camello que lo parió.

Finalmente encontramos una bonita habitación a un precio razonable y, además, el dueño del hotel es encantador. Nos permitimos el lujo de tomarnos una cerveza bajo el sol, en una terraza y al rato ya casi no nos acordamos del enfado.

Por la noche acabamos de reconciliarnos con la gente de esta ciudad. Salimos a cenar algo en un puesto callejero y empezamos a hablar con el hijo del dueño, un chico muy simpático llamado Sourabh. Este nos explica divertido que las tortitas de cebolla que estamos cenando ellos las comen por la mañana: su tienda es un puesto de desayunos. Nos invita a probar algunos de sus deliciosos dulces caseros mientras seguimos charlando. Sourabh nos presenta a dos amigos suyos, Tarun y Jyoti Prakash, que también son muy agradables, y quedamos en vernos al día siguiente para tomar algo juntos.

Por ello, a pesar de que el día ha sido bastante duro, nos vamos a dormir con una sonrisa en los labios, contentos por tener la suerte de seguir conociendo gente encantadora.