Nos vamos a La Paz, pero nos siguen dando guerra

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La Paz, 17-6-2013

Hoy es el último día que pasamos en Uyuni. Tenemos ganas de continuar nuestro camino y dejar atrás los problemas. Salimos a desayunar y nos encontramos en la puerta del hostal con el policía que estuvo con nosotros en el proceso de reclamación. Está acompañando a un grupo de turistas:

- ¡Hola sargento! ¿Cómo va eso? -le pregunta Javi.

- Bien, bien. ¿Y ustedes? -contesta él -Y, volviéndose hacia los turistas con los que habla y señalándonos a nosotros- Miren, ellos también tuvieron problemas con una agencia.

Como los problemas comunes unen mucho a las personas, enseguida comienza una animada charla. Uno de los turistas se llama David y es español. Viaja acompañado de Yana, su novia, que es Boliviana, de La Paz. Les contamos los problemas que hemos tenido y ellos nos cuentan los suyos, que aún han sido más graves. David está muy exaltado y nervioso, y no es para menos.

Ellos tuvieron un accidente por que su coche estaba en muy mal estado, se salieron de la pista en medio de la intensa nevada y rompieron un eje. Se quedaron tirados en la carretera, en medio del temporal de nieve y viento, durante varias horas en un coche sin calefacción y con las ventanillas medio abiertas porque estaban estropeadas. Nos cuentan que otras agencias pasaban y nadie paraba a ayudarles. Los turistas les hacían fotos y los chóferes no querían llevarlos. Había mucha nieve y David le prestó sus botas a su chófer para que fuera a por ayuda... no las ha vuelto a ver. Una pareja que estaba de luna de miel y que iba con ellos en el 4X4 lo ha pasado tan mal que está los dos enfermos. En su agencia les dicen que no pasa nada, que nadie ha muerto, así que todo está bien. Al fin y al cabo, ellos contrataron una actividad "de aventura". Sin embargo la agencia es un poco más sensata que la nuestra y un rato después les habían devuelto la mitad del importe del tour. A pesar de ello, David tiene problemas con la dueña de la agencia y tras varias discusiones e insultos por parte de la misma, David pierde los estribos y se monta una discusión a gritos en medio de la calle que acaba en la comisaría de policía y casi en el calabozo. La historia se hace cada vez más subrealista. Tanto ellos como nosotros estamos deseando dejar Uyuni.

Yana y David son muy amables y pasamos la tarde con ellos. Nos invitan a probar un “api”, bebida caliente hecha con maíz amarillo y morado, muy dulce, acompañado de “buñuelo” (algo parecido a los nuestros, pero plano y más grande) y “torta” (parecido al buñuelo pero relleno de queso). Hablo bastante con Yana. Resulta que es abogada especialista en Derechos Humanos y trabaja en una organización relacionada con niños trabajadores y menores que han cometido delitos.

Tanto ellos como nosotros viajamos esta noche a La Paz:

- Pueden venir a nuestra casa, tenemos un par de habitaciones libres -nos ofrece David.

- Claro que sí. Somos varios viviendo en la casa. Está mi hermano, un chico italiano y una chica que acaba de llegar, pero la casa es grande, ¡no hay problema! -corrobora Yana.

Aceptamos su invitación y quedamos en encontrarnos en la estación de buses mañana por la mañana, ya que viajamos en buses diferentes pero el horario es parecido.

El trayecto es largo (unas 12 horas) y pasaremos toda la noche en el bus. En la compañía donde hemos comprado los billetes nos han explicado:

- Hay dos buses. Uno es el “local”, cuesta 90 bolivianos, hace muchas paradas así que tarda unas 14 horas y no tiene calefacción... El “turístico” cuesta 120, pero tarda 11 horas, tiene calefacción, es más seguro...

Al tiempo que la mujer de la agencia nos da estas explicaciones, su hijo, de unos 8 años, nos señala unas fotos en la pared:

- Este es el bus local. Este es el bus turístico.

Aunque siempre tomamos el más barato, en esta ocasión decidimos optar por el bus turístico para olvidar la tensión de estos últimos días.

- ¿Seguro que tiene calefacción? -pregunto, teniendo en cuenta nuestras experiencias previas- Es por coger más ropa de abrigo...

- ¡No hace falta! Este tiene calefacción, mantas... ¡de todo!

¡Perfecto! Una media hora antes de la salida del bus, nos dirigimos a la puerta de la agencia. Allí nos encontramos a Antonio, un arquitecto boliviano  que hemos conocido un rato antes y que también viaja esta noche a La Paz. Antonio nos ha dicho que el viaja en el bus local, el de 90 bolivianos y que no sabía que hubiera otro mejor, si no habría tomado él también. Por eso nos extraña encontrarlo haciendo cola para subir al mismo bus que nosotros. Extrañados, le preguntamos al conductor:

- Disculpe, ¿este es el bus local o el turístico?

El hombre nos mira y nos responde:

- Sólo hay un bus de esta compañía.

¡Mierda! ¡Ya nos han vuelto a engañar! Mientras Javi sigue hablando con Antonio y con el conductor, me dirijo a hablar con la chica de la agencia. Le explico lo que pasa y ella insiste:

- No, no, este es el bus turístico, el otro viene después.

Vuelvo junto al bus y le pido a  Antonio me acompañe con su pasaje en la mano, que es idéntico al nuestro. Se los muestro a la señorita de la agencia:

- Mire, los billetes son los mismos, el bus es el mismo... ¡Sólo cambia el precio!!

Me dicen que espere un momento y oigo que murmuran entre ellas:

- ¿Qué hacemos? Le tenemos que subir el precio a él o devolverles la diferencia a ellos.

¡Lo que me faltaba por oír! Menos mal que deciden devolvernos los 30 pesos que nos habían cobrado de más... eso sí, sin reconocer que nos habían querido engañar. Que si era culpa del conductor que no sabía, que si el otro bus no había llegado... En fin, decido hacerme la tonta, coger el dinero y dejarlo pasar. En ese momento llega Javi, que también había hecho sus averiguaciones. Viene hecho una furia y gritando, pero le indico que ya está resuelto y lo aplaco un poco, mientras lo llevo hacia el bus. ¡Ya está bien de problemas! Lo que más molesta de estas cosas no es que te quieran cobrar más (a eso estamos acostumbrados y es bastante común), lo que de verdad molesta es que te mientan con ese descaro y el menosprecio que demuestras hacia los demás. Es que incluso se inventan buses, te enseñan fotos falsas... y les da lo mismo. Incluso enseñan a mentir a los niños desde pequeños. ¡Qué triste!

Pero ahí no acaba la historia, porque sí, el bus tenía mantas y seguramente también calefacción, ¡pero no la pusieron! Así que a eso de las 3 de la mañana, y atravesando altitudes de más de 4000 metros, a 8 grados bajo cero, el frío era insoportable. De nada sirvió que bajara a pedirle al conductor (que sí que tenía calefacción en su cabina) que la conectara ni que había bebes recién nacidos a bordo. Por suerte, las personas que viajaban detrás de nosotros se bajaron y pudimos apropiarnos de sus mantas. Total, que en cuanto llegamos a La Paz, ¡a poner otra reclamación!

Un rato después llegan Yana y David. Su viaje no ha sido mucho mejor: además de que tampoco pusieron la calefacción, el baño no funcionaba y David se puso malo del estómago. ¡Incluso estuvieron a punto de dejarlo tirado en una estación de servicio cuando bajó al baño! Parece que no sólo somos nosotros los que tenemos problemas...

Menos mal que con Yana y David estamos muy a gusto. Recorremos con ellos algunos de los lugares más conocidos de la ciudad, como el mercado de las brujas; allí se pueden comprar desde pócimas para enamorar hasta fetos de llama disecados. Según nos cuenta Yana, se suelen enterrar en los cimientos al construir un nuevo edificio, para traer suerte.

Después visitamos la concurrida Plaza de San Francisco, el Mirador del Montículo desde donde hay unas estupendas vistas de la ciudad, La Plaza de España...

Luego vamos a comer a un restaurante (ensalada, primer plato, segundo plato y postre por unos 2 €) , descansamos un rato en casa y luego vamos al mercado: David se va mañana a España y quiere comprar algunas cosas.

Ha sido un día agotador y dormimos de maravilla en la habitación que nuestros nuevos amigos han dispuesto para nosotros. ¡Suerte que los conocimos y nos hicieron así de agradable nuestra llegada a La Paz! Esperamos que a partir de mañana se acaben nuestros problemas en Bolivia.