Pequeñas grandes decisiones

Información
This post is categorized under...
Sections: 
Countries: 
Authors: 

En el viaje, como en la vida, hay pequeñas cosas que pueden hacerte cambiar de rumbo.  Tal vez mientras estás en casa trabajando no se note tanto, pero cuando estás viajando cada pequeña decisión que tomes puede ser determinante.

Hemos tenido esa sensación muy a menudo. Si hubiéramos salida un día antes o un día después hacia uno u otro lugar no habríamos conocido a algunas personas, no habríamos vivido ciertas cosas y nuestro viaje habría sido completamente diferente. Nunca sabremos si ese destino o ese azar han provocado un cambio para bien o para mal, pero nos gusta pensar que siempre es para bien... “Todo pasa por algo”, es una de las frases que más repetimos cuando algo no va todo lo bien que nos gustaría.

Este es uno de esos casos en los que un detalle, una conversación, nos ha cambiado el viaje y puede que hasta la vida. Cuando conocimos a Fede, en el refugio del Piltri, no podíamos imaginarnos que eso nos llevaría a ver un documental sobre construcción natural que a su vez nos llevaría a ayudar a nuestros nuevos amigos a construir su casa, ni que eso nos llevaría a quedarnos en el Bolsón y a conocer y entrevistar a Jorge Belanko, el protagonista del documental, ni que eso nos conduciría a pensar en construirnos una casa al volver a España.

¿Dónde estaríamos ahora y qué planes estaríamos haciendo si ese día no hubiéramos ido al refugio del Piltri?

De la misma forma que aquella visita a un refugio cambió nuestro futuro inmediato y no tan inmediato, muchos otros acontecimientos, todo lo que ha pasado durante el viaje, nos ha ido llevando hasta el presente momento. Un momento en el que acerca el final del viaje. Va llegando la hora de volver a casa. La idea es regresar a mediados o finales de julio y da un poco de vértigo ¡Ya solo quedan un par de meses!

En los últimos tiempos le estamos dando muchas vueltas a nuestro futuro. Lo hacemos con tranquilidad, sin agobios y sin presiones, pero lo hacemos. Hay que tomar ciertas decisiones y dedicamos muchas horas a pensar y hablar sobre lo que queremos hacer.

Una de las cosas más importantes que queremos hacer es tener una familia  y ya va siendo hora. Los dos teníamos claro que después de este viaje queríamos emprender una aventura aún mayor: la de ser padres.

Si no fuera por eso quizás nos habríamos planteado el seguir viajando durante más tiempo. ¡Queda tanto por ver y tanto que aprender! No puedo negar que también hay algo de cansancio, de sobrecarga de experiencias. Si nos planteáramos seguir lo haríamos aún más despacio. Trabajaríamos y viviríamos en los lugares que nos gustaran. Nos lo planteamos varias veces: “Podríamos vivir aquí, ¿no crees?” es algo que hemos dicho 3 o 4 veces en este viaje. Me vienen a la cabeza lugares como Pokhara, Corn Island o El Bolsón mismo donde nos llegaron a ofrecer un trozo de tierra para que ocupáramos y construyéramos nuestra casa... Habría sido tan fácil...

Pero decidimos que no, que no por el momento. Nuestra nueva etapa debe comenzar junto a nuestras familias y amigos. Es lo que queremos ahora. ¿Quién sabe lo que haremos en el futuro?

Aún así, hace tan solo un mes o dos, se nos pasó por la cabeza el volver a España, trabajar unos meses y seguir viaje a África. Como decía nuestro amigo Luís en Bogotá, África es nuestra asignatura pendiente, y la de la humanidad. En un momento dado pensamos que podríamos hacer eso y retrasar un poco más el tema de la paternidad.

Luego conocimos a un par de viajeros que estaban recorriendo el mundo en una combi (una furgoneta adaptada como casa rodante) y dijimos: “Estaría bien recorrer África así. ¡Sería una experiencia muy diferente!”.

No hablamos de esto con nuestras familias, en particular con nuestras sufridas madres porque aún no era seguro y les íbamos a dar un disgusto. Ellas están deseando que volvamos y que lo hagamos para quedarnos. Hicimos bien en no hablarles de esa idea porque parece que ahora hemos cambiado de opinión. Hemos decidido que queremos volver y quedarnos. Al menos durante unos años.

Muchas veces hemos oído que esto de viajar engancha y lo hemos vivido en nuestras propias carnes. Es fácil, muy fácil, viajar eternamente: trabajas unos meses, no gastas casi nada y sigues viajando sin gastar casi nada. Pero creemos que no es para nosotros, no queremos convertirnos en adictos a los viajes. Sé que hay muchas personas que han encontrado en el viaje una forma de vida pero no es lo que deseamos ahora.

Tampoco me gustaría que el viajar se convirtiera en una escapatoria, en una huida. España tiene muchos problemas y a nosotros no nos vale solo con mirar hacia otro lado. Cuando salimos de viaje queríamos ayudar a cambiar un poquito el mundo. Ahora queremos aportar nuestro modesto granito de arena para ayudar a cambiar nuestro propio país. Al fin y al cabo somos tan afortunados como para tener un trabajo esperándonos y de profesores, ¡ni más ni menos! Podemos hacer tantas cosas... Como reza la firma de Mayte en sus emails desde hace años, parafraseando al genial Eduardo Galeano:

“Muchas personas pequeñas, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo.”

Eso sí, volveremos con varias lecciones aprendidas. Una de las más importantes, al menos para mí, es que quiero tener tiempo. Quiero poder disfrutar de lo que haga, de mi nueva vida. Siempre he estado ocupado, muy ocupado. Primero trabajando en mi empresa, luego trabajando como profesor y a la vez haciendo mil proyectos que no me dejaban un momento libre, e incluso durante este viaje, hemos querido hacer demasiado, tanto que a veces no podíamos disfrutar del momento como nos habría gustado. No nos arrepentimos pero hemos aprendido la lección: queremos bajar el ritmo y disfrutar de esta nueva etapa.

Eso no quiere decir que no tengamos proyectos. Al contrario, nos faltan vidas para hacer todo lo que queremos.

Además de volver a dar clases e intentar transmitir todo lo que hemos aprendido a nuestros alumnos, lo primero que queremos hacer es trabajar sobre nuestro viaje. Tenemos que montar los vídeos que faltan, escribir artículos y algunas otras cosas pendientes, crear materiales didácticos sobre las entrevistas y artículos, modificar la página web para dar cabida a los materiales, dar montones de charlas en colegios, institutos y universidades (ya tenemos varias peticiones)...

Todo eso requiere mucho tiempo y por eso estamos viendo si conseguimos algún tipo de ayuda de la Conselleria de Educación. Es muy difícil tal y como están las cosas, pero lo único imposible es lo que no se intenta. Si no conseguimos esa ayuda, quizás tenga que plantearme no trabajar durante unos meses y acabar nuestro gran proyecto con nuestra propia financiación, como hemos hecho hasta ahora. Pero ya veremos.

Por otro lado tenemos nuestro nuevo proyecto personal: construirnos una casa de barro en el campo, ni más ni menos. Y además de eso hay mucho más...

Antes de salir de España, muchos años antes, yo tenía muchas ideas que me gustaría desarrollar. Son páginas web o software que ayude a cambiar un poco las cosas, a crear un mundo un poco mejor (un sistema gratuito para que las ONG y asociaciones puedan trabajar de forma colaborativa en Internet, sistemas de debate realmente útiles, seguimiento de medios de comunicación/manipulación masivos aplicando un espíritu crítico...). Son proyectos con una finalidad social y que no me reportarían beneficios económicos. Siempre pensé que nunca tendría tiempo para cumplir ese sueño pero ahora ya no lo tengo tan claro. Si ahora mismo estamos acabando de cumplir un sueño que parecía imposible... ¿por qué no ir a por otro?

Creo que con todo esto ya ha quedado claro que vamos saltando de un plan a otro y que tenemos muchas ganas de hacer cosas a nuestra vuelta. Va a ser difícil compaginar ese deseo de una vida tranquila con tantos proyectos, pero no tengo duda de que lo conseguiremos. De momento seguimos saltando de un viaje por África a una casa de barro, pasando por tener una familia, dar charlas y cambiar el mundo. Bueno... ¡habrá tiempo para todo!